martes, 19 de mayo de 2020

DUC (y LVII ) La ciudad y el dolor



Photo by 
Aarón Blanco Tejedor on Unsplash



Salir a la ciudad es sufrir. Ya me he acostumbrado a las colas, a llevar auriculares para que las esperas sean menos pesadas con la radio, a organizar las compras para aprovechar al máximo las mañanas, a ir con el bote de gel hidroalcohólico.
Pero el sufrimiento sigue ahí. El dolor de ver a los comercios sin actividad, a la puerta cerrada de los bares, a la angustia de ver pasar la ambulancia, a la ansiedad de la mascarilla y al agobio de contar a las personas sin protección.
Sí, la ciudad se ha vuelto en territorio de dolor y sufrimiento. Tal vez antes lo era y el único cambio es que ahora sea más evidente. 

jueves, 14 de mayo de 2020

DUC (y LVI) La enfermedad del insensato



Photo by Andre Hunter on Unsplash



Las etimologías de las enfermedades suelen ser descriptivas. Pocas veces se habla de una dolencia por el nombre del patógeno que lo genera. La tuberculosis se acerca a la tuberculina, pero no caigo en muchos ejemplos más. Es posible que esta sentencia si me lee algún médico, sea fácilmente cuestionada. Aunque la ventaja de tener pocos lectores es que resulta más difícil que eso suceda.
Pero ello no evita que lance mi propuesta. No hablar de epidemia de covid-19 sino de LEDI: La enfermedad del insensato. Otra posibilidad es SDI: Síndrome del Insensato, aunque, reconozco, es más complicado de pronunciar, aunque tal vez esa aire a agencia de investigación secreta le concede más seriedad. ¿ESDI? El síndrome del insensato, suena a escuela de negocios. 
Pero viendo lo que estoy viendo en estos días, LEDI es el nombre más adecuado. El cambio de fases busca facilitar la lucha contra el sars-cov2, pero no significa que exista cura para el covid-19, no la hay; ni vacuna, tampoco existe.
Es cierto que todos esperamos por ella. Pero nadie nos ha dicho que será fácil. ¿Hay cura para la gripe? No, la gripe no se cura (y perdón por mentarla) se supera o no. Pero los médicos saben como manejarla en los casos más complicados. Es una escenario probable para el tratamiento de LEDI, que no se sepa curar, pero si manejar. O que tengamos vacuna y nos vayamos inmunizando.
Pero con los datos que estamos viendo del estudio epidemiológico se ve que el virus apenas ha circulado por el país. De ahí el éxito del confinamiento en algunas regiones, como Asturias o Galicia, donde se evitó su difusión. Y se ganó un tiempo para organizar recursos.
Pero también el peligro de relajarse en la actualidad. Si en Madrid, con todo lo que han pasado, aún no se ha alcanzado la inmunidad de grupo, los demás estamos aún más lejos. Y vimos lo mal que lo pasaron.
Estamos en un momento en el que es imprescindible la responsabilidad personal que significa usar mascarillas, mantener distanciamiento social, reforzar la higiene de las manos.
Lo contrario es sentar las bases para regresar al confinamiento, en aplazar la recuperación de la normalidad.
Y, si les digo la verdad, yo añoro la vida de antes.

domingo, 10 de mayo de 2020

DUC (y LV) El desfase


Photo by Joel Muniz on Unsplash



Desde mi ventana veo la tormenta sobre el centro de Asturias, pero también grupos que vienen de pasear al perro o, simplemente, de caminar y que caminaban bien juntos. El distanciamiento social se mide en milímetros en una zona por la que, en los horarios permitidos, veo a deportistas disfrutando de la quema de energía. Es la situación en la que estamos. Iniciamos el desfase. No se trata de cambiar de fases, sino el desfase propiamente dicho. Una fiesta para el sars-cov 2.
Casualmente, hoy hablé con un amigo. Se pasó el último mes enfermo por covid-19. No llegó a ingresar en el hospital pero, aún así su relato fue escalofriante. Fiebre alta, dolores en todo el cuerpo, dificultades para respirar... No sé si aparece en las estadísticas (ni a él ni a su familia le hicieron el pcr) pero su consejo fue claro: "haz todo lo posible por no contagiarte".
Mañana cambiamos de fase. Pero sólo se trata de un sistema para vivir un poco mejor. La prevención sigue siendo vital. Y aunque el Estado pone los recursos, la decisión clave está en cada persona. Esos grupos de diez personas caminando juntos son una invitación a regresar al confinamiento, a volver a llenar las ucis y los hospitales. Con todo lo que no sabe de la enfermedad y con todo lo que no se sabe de la epidemia nos va mucho en mantener una distancia de un par de metros, el uso de mascarilla o normas de higiene sencillas.

sábado, 9 de mayo de 2020

DUC (y LIV) Europa, otra víctima del covid_19



Photo by Sara Kurfeß on Unsplash


Hoy se celebra el Día de Europa, la jornada en la que se recuerda el discurso de Robert Schuman que sentó las bases para lo que hoy en día conocemos como Unión Europea, uno de los proyectos políticos más apasionantes de nuestro tiempo, una bandera que debemos izar todos aquellos que queremos lo mejor para nuestro país, para nuestro mundo. Soy europeísta convencido. No sería posible imaginar el actual desarrollo de España sin nuestra participación en las instituciones europeas. Existen sombras y luces, pero éstas son más importantes que aquellas. 
Sin embargo, en los últimos años, la idea de la Unión Europea no ha estado muy bien vista. Sus enemigos salen, fundamentalmente, de dos bandos. Por una parte, los nacionalismos que no pueden soportar una idea que cuestiona el nacionalismo. El comunismo tampoco se encuentra cómodo en la Unión Europea por defender un espacio de libertad y de democracia.
En la actual crisis provocada por la epidemia de covid-19, la Unión Europea ha recibido bastantes críticas, muchas de ellas injustas.
No deja de ser irónico que se reclame a la Unión Europea una capacidad de coordinación de la que carecen sus estados miembros. Si vemos lo difícil que resulta el consenso en España entre la administración central y las autonómicas deberíamos entender que ese mismo consenso entre administraciones nacionales es complicado.
Pero lo que más me molesta es la crítica de que la Unión Europea no ha hecho nada en la actual situación. Quien dice eso en el mejor de los casos es un ignorante y, en el peor, miente. Puede ser que sus acciones no nos gusten, que no las compartamos, pero no podemos decir que no hace nada. 
Sin ánimo de ser exhaustivo, voy a dar algunos ejemplos:

  1. Compra centralizada de material de protección para su distribución. Otra cosa es que algún gobierno prefiera gestionar él estas operaciones. Y no entramos en más especulaciones.
  2. El 9 de abril se crea un Fondo Europeo de Rescate con 240.000 millones para los costes sanitarios por la crisis. No se exigen contrapisas, ni recortes. Hay que gestionar. Desde luego que hay que repartir entre los estados. Y sólo costes sanitarios. No se trata de imponer agendas políticas ocultas.
  3. El 16 de abril se dota el Mecanismo Europeo de Flexiblidad con 410.000 millones de euros para repartir entre los estados miembros. La idea es aportar el 2% del PIB nacional. Claro, las naciones menos endeudas lo apreciarán mucho más, pero ya se sabe que hay que hacer los deberes y llegar al examen preparados. 
  4. El Banco Europeo de Inversiones pone en marcha una línea de ayudas de 200.000 millones de euros para todo tipo de empresas. Claro, amigo, hay que entender el papel de las empresas en la economía y confiar en ellas..
  5. Se ha flexibilizado el Pacto de Estabilidad para permitir aumentar la deuda pública por el gasto sanitario y las ayudas a los trabajadores afectados. Fue una de las primeras medidas en aprobarse. El Pacto de Estabilidad es una obligación de la Unión Monetaria, donde los estados se comprometen a mantener un equilibrio entre ingresos y gastos y no aumentar la deuda. De ella nacen las que se han definido desde la izquierda como políticas de austeridad. Pues bien, sin problemas se ha entendido que durante este tiempo estos gastos son extraordinarios y no deben computar en la deuda.
  6. Se permite suspender el IVA y derechos de aduana a los productos sanitarios para facilitar su tramitación y reducir el coste. 
  7. Se han destinado 140 millones de euros a la investigación
  8. Se destinaron 75 millones de euros para la repatriación de ciudadanos europeos, fletando un centenar de vuelos.
Podría seguir poniendo medidas  sobre la mesa. Pero es evidente que la Unión Europea ha hecho, y mucho, por los europeos en esta crisis. Otro tema es la responsabilidad de los países y de sus gobiernos.
Pero ese tema nos llevaría a lugares ya transitados y lo fundamental de la entrada de hoy es recordar la importancia de la Unión Europea y decir ¡¡Feliz día de Europa!!

viernes, 8 de mayo de 2020

DUC (y LIII) Lo que no saben los expertos



Photo by 
Siora Photography on Unsplash



Entre el catálogo de imágenes que nos dejará la pandemia quedará, sin duda, el rostro de Fernando Simón. Ha sido el icono de los expertos, el reflejo de las personas que debían asesorar al gobierno durante estos momentos tan complejos. Es, también, la imagen de su fracaso. Para su desgracia. Sí, han leído bien lo que he escrito. Porque ven la biografía de Fernando Simón pre-covid 19 evidencia que se trata de un gran profesional. Y una persona comprometida con su tiempo como lo demuestra su voluntariado con Médicos sin Fronteras en Burundi.
Sería interesante descubrir en qué momento de su recorrido vital se quebraron dos principios básicos, uno de carácter más técnico y otro humano. 
El primero es el momento en el que dejó de confiar en otros expertos, en técnicos de comunicación, en periodistas. Lo que he visto de sus ruedas de prensa evidencia que no las llevaba muy bien preparados. Gestos desafortunados (como la costumbre de jugar con las uñas) y palabras que no eran las más acertadas. No me extrañaría que en ese comité de emergencias no hubiese nadie de comunicación. Ni que tampoco nadie se preocupase de dotarlo en estos momentos. Para nuestra desgracia, en nuestro país la comunicación política e institucional se limita a un juego de palmeros o habilidosos jugadores del silencio en la mayoría de los casos. Las excepciones existen para justificar la regla.
El segundo, y más grave porque hablamos de un virtud, se trata de su ausencia de humildad. No es que sea soberbio, es que carece de humildad y eso ha terminado minando su credibilidad. Le ha faltado humildad en explicar desde el principio que estábamos ante una nueva realidad de la que, por esa condición, desconocíamos muchos elementos. Incluso para divulgar un principio tan básico de la ciencia como que no existen verdades inmutables y que el conocimiento puede cambiar en función de los datos de la realidad. Puede resultar cansado esa pedagogía de lo obvio para gente tan sabia y tan lista como él (entienden la ironía, ¿no?), pero muchos asumirían los cambios en diferentes consejos como el baile de las mascarillas.
Y le ha faltado humildad para reconocer sus fallos y errores, para disculparse. Y tiene, desde luego, unas cuantas frases en la hemeroteca que justificarían esas disculpas. Pero el tiempo para esos gestos ya ha pasado.


jueves, 7 de mayo de 2020

DUC (y LII) Fecha de caducidad


Photo by Matthieu Huang on Unsplash



Como todo en esta vida, este diario tiene fecha de conclusión. Si se cumplen las previsiones del gobierno regional (y se van a cumplir porque ya se están encargando de matizar los datos de manera adecuada) el próximo lunes pasaremos a la fase I, que no es la primera, sino la segunda, incluso la tercera (partiendo del confinamiento como fase cero o inicial, pero no puede ser la fase I o primera que es la del lunes; aunque tampoco puede ser fase cero porque es la actual, así que vamos a un des-fase y entendemos el confinamiento como una contingencia, no como una fase) de las cuatro que ha anunciado el gobierno aunque luego tendremos por delante otras tres más. No hagan sumas, no intenten seguir un orden lógico porque es el nivel del gobierno (central) que tenemos. 
Pero como a partir del lunes seguiremos confinando, el diario puede ser diario o no ser diario. Como ven, todo se pega en la vida, menos la hermosura sentenciaba, y con razón, mi bisabuela. Serán días de un confinamiento, con la ventaja de que el acrónimo se mantiene: DUC.
Lo importante, lo realmente importante es que aunque podamos pasear, salir a la calle no debemos olvidar que el SARS Cov-2 sigue en nuestras ciudades, en nuestras carreteras, en las estanterías. Y nosotros seguimos sin vacuna ni tratamiento. Y que es una enfermedad grave, donde la prevención está en nuestras manos: en lavarlas con frecuencia, restringiendo la actividad social y utilizando mascarillas para no infectar y no ser infectados. Esta mañana leía en El Comercio que este miedo al contagio era uno de los síntomas de estar tanto tiempo confinado. No lo voy a discutir, pero, de igual manera, no tengo el más mínimo interés en pasarme quince días en la UCI por una imprudencia. 

miércoles, 6 de mayo de 2020

DUC (y LI) La policía de la verdad





El nuevo Ministerio de la Verdad que el gobierno intenta imponer cuenta con su propia policía encargada de fijar aquello que se debe decir y lo que se puede pensar. Es un cuerpo policial con diferentes unidades, con un número creciente de personas que aspiran a incorporarse a él para rendir pleitesía al régimen o ganar puntos para el futuro. Está la unidad de la corrección política, el equipo de reparto de carné de demócrata (o el que corresponda) y los especialistas en establecer dogmas y paradigmas.
Es muy difícil luchar contra la policía verdad. Utilizan verdades y medias verdades, se aprovechan de las lagunas de conocimiento por pequeñas que sean; retuercen los argumentos al máximo.
Sirva, como ejemplo, la defensa de los expertos. Vemos la crítica a quienes criticamos a Fernando Simón sin ser epidemiólogos, de igual manera que se cuestiona cuando hablamos de arquitectura sin ser arquitectos o cualquier otra actividad sin tener la cualificación requerida para ejercer. Ese argumento limitará a la critica a los colegas, al gremio.
De esta manera, la policía de la verdad se carga de un plumazo el derecho que tiene todo el mundo de pensar, de opinar libremente.
Es evidente que (seguimos con el ejemplo citado) Fernando Simón sabe de epidemiología más que un servidor y, por esa razón, sus reflexiones y criterios serán muchas más veces acertados que los de un servidor. Sin embargo, eso no impide que un momento dado un servidor tenga una idea acertada, incluso brillante por no llegar con apriorismos propios de un sector. El debate está en el centro de la actividad intelectual. Y por eso no se debe tener miedo a la confrontación de ideas. El cuento El traje nuevo del emperador es un buen ejemplo de lo que aporta la libertad de pensamiento. 
Aunque eso no le interese a la policía de la verdad que quiere que la gente  no piense y tenga ideas propias, sólo las tuyas.


martes, 5 de mayo de 2020

DUC ( y L) Adiós a los balcones



Photo by Lili Popper on Unsplash



Desde hace unos días, los aplausos suenan menos fuertes.Cuando empezaban, superaban la barrera de los auriculares con los que habitualmente escribo y me animan a ir a mi ventana. El domingo desapareció la manada de burbujas de jabón que subía por la calle Manolo Quirós y otorgaba a la escena una levedad machadiana. El martes no estaban los vecinos con sus banderas asturiana, sportinguista y gijonesa. En los bloques que observo veo cada vez menos gente. Nos despedimos de los balcones, de los aplausos.
Sin embargo, el Sars-Cov 2 sigue en nuestras calles, los niveles de epidemia aún no se han rebajado, el número de personas hospitalizadas y en la UVI sigue siendo insoportablemente alto... ¿Conduce la rendición del gobierno a la derrota de la sociedad? Pudiera ser. Pero no debemos rendirnos, hay que mantener la protección, el distanciamiento social, el uso de mascarillas, reducir al máximo los desplazamientos superfluos.
Es cierto que ahora se puede salir. Y se debe aprovechar esa medida para cuidar la salud mental y la física; para recibir un poco de sol en el cuerpo, para saber que la ciudad sigue ahí, esperándonos. Pero hay que tener que cuidado. Porque nada sería más triste que volver a ocupar los balcones para aplaudir a los heroicos sanitarios y profesionales que siguen ahí, en esta batalla dura, cruel, silenciosa y larga. No lo olviden. Aún no podemos cantar victoria. Sería un error.
 

lunes, 4 de mayo de 2020

DUC (y XLVIX) Elogio de la descentralización



Fuente: Wikipedia


De manera recurrente se escuchan voces críticas con la descentralización, con el estado de autonomías y el poder municipal. Yo siempre he sido un defensor de las autonomías y,
  en los actuales momentos más que nunca. Las autonomías y el poder municipal han evidenciado su ventaja como contrapeso de otros poderes. Cuando se estudia el sistema democrático estadounidense uno de sus elementos singulares es el sistema de contrapoderes, los equilibrios dentro de él para evitar el poder absoluto.
En estos días de confinamiento, las autonomías y los ayuntamientos han sido un contrapoder del poder central. No cuestiono el mando único fijado en el estado de alarma pero sin estas organizaciones territoriales toda la gestión de España hubiese estado en manos de Pedro Sánchez y de su gobierno. Sí, del mismo Pedro Sánchez del que tantas veces he escrito en este blog y no de manera amigable. En las diferentes partes de España, se han aplicado los criterios del gobierno central (¡¡faltaría más, por supuesto!!), pero al tiempo se ha advertido de riesgos y errores, se ha informado de la realidad y se han trasmitido los matices de una realidad tan compleja como la española. 
Han sido un dique y evidencian su utilidad.

domingo, 3 de mayo de 2020

DUC (y XLVIII) La mar, la mar





Hoy tocó paseo. La verdad es que es un riesgo porque con las normas y el cambio de normas, los esquemas de horarios, limitaciones especiales y tipologías resulta ahora más complicado salir a pasear que antes.
Pero venciendo todos esas incertidumbres, con mascarilla quirúrgica y gel hidroalcohólico salimos de paseo.
Conclusiones: se asume la necesidad de distanciamiento social; eso compensa la menor presencia de mascarillas; la mayoría aún asume que deberá permanecer un tiempo en su casa y que los paseos son refrescos necesarios para el cuerpo y el espíritu.
Emociones: la mar, sobre toda la mar. La posibilidad de volver a verla, aunque sólo sea de lejos, notar la brisa fresca del Cantábrico, pensar en su sonido... No sabía que me podía emocionar tanto la mar.

sábado, 2 de mayo de 2020

DUC (y XLVII) No me rindo





Pasó lo que debía pasar. El gobierno relajó el confinamiento, con el aval de su grupo de expertos, y la gente tomó las calles. Hasta cierto punto previsible y lógico. Pero también peligroso. Muy peligroso. Porque el enemigo no se ha ido, el Sars-Cov2 sigue por las calles, en las suelas de nuestros zapatos y en nuestras manos. Seguirá matando.
Por eso no podemos relajarnos. Yo, al menos, no me relajaré. Es cierto que, para llegar aquí, igual no era necesario este viaje, que el confinamiento ha sido, y es muy duro, pero es mucho lo que nos estamos jugando.
Es cierto que podemos criticar mucho al gobierno, pero si hay gobierno es porque existen gobernados y, nosotros, los ciudadanos, no podemos, ni debemos eludir nuestra responsabilidad individual. Desde luego, con lo que he visto hasta el momento no confío para nada en el gobierno central ni me fío de su expertos donde he visto mucho currículo brillante y poca experiencia en la vida real, mucho gabinetero (y todos sabemos como es la meritocracia en este país) y poca pelea real por las lentejas; mucho discurso teórico y escasa diversidad... Alguno dirá que soy demasiado duro con mis palabras. Pero me defiendo con un sólo argumento. El caso de las mascarillas. Hemos pasado de que no eran necesarias a que son imprescindibles y vuelven a ser necesarias, pero no para todas las personas; y luego sí (en este momento regulamos el mercado para desabastecerlo) y luego no... Ya estoy perdido. Es verdad que la verdad científica no es inmutable y que el conocimiento evoluciona, gracias a Dios. Pero con rigor y explicando las razones. Conceptos ambos que han desaparecido desde hace tiempo del discurso del gobierno hasta el punto de hacerle perder toda la credibilidad. Nota, antes de seguir: me refiero al gobierno central
Así que aprovecharé el margen para salir que pueda y beneficie mi salud mental. Pero seguiré encerrado, confinado hasta que tengamos cierta tranquilidad. 
Saldré con mi mascarilla, no llevaré guantes pero sí gel hidroalcohólico para desinfectarme cada vez que toque superficies posiblemente contaminadas y mantendré el distanciamiento social. Esto me duele especialmente porque tengo ganas de abrazar a muchas personas.
Pero no me rindo. Y espero que ustedes tampoco.
Gracias por leerme.

viernes, 1 de mayo de 2020

DUC ( y XLVI) Víctimas colaterales



Cementerio de San Salvador de Andina, 
La Callezuela, Illas




Ayer no hubo DUC. Pero, como estamos en estado de guerra me permitirán que use la expresión, por las víctimas colaterales. Ya saben, esa expresión acuñada por los yankies para definir a los inocentes muertos en acciones de guerra, por error o acción. Duele menos hablar de daños colaterales que de inocentes muertos. El caso es que ayer no escribí el diario porque la muerte de mi tía Ana, Ana Luisa del Busto, ocupó buena parte de mi jornada, entre gestiones y dolores.
Mi tía Ana no murió del coronavirus, no; pero es una víctima más de esta epidemia. Una víctima de la realidad de la asistencia sanitaria donde se entremezclan las carencias materiales, la dificultad de gestión y lo complejo que resulta la toma de decisiones en escenarios complejos.
Una demencia llevó a mi tía a una residencia para vivir sus últimos años con dignidad y rodeada de cariño. Así ha sido. Hace una semana, un bulto en la cara despertó las sospechas. Todo apuntaba a que era una infección, como así fue; pero su médico de familia no llegó a visitarla nunca. La asistencia fue telefónica, de manera constante, pero telefónica. Ir a la visita implicaba un protocolo especial, incluyendo el uso de un equipo de protección por parte del médico para evitar contagios. ¿Disponía de él? ¿Estaban limitados y prefería conservarlos para otro contexto?
La infección creció hasta el punto de ser necesaria la hospitalización. Así se hizo. Con todos los protocolos. Primero aislamiento para confirmar que no era covid-19 mientras se aplicaba el tratamiento y, finalmente, trasladada a planta al confirmar que no había rastro de Sars-Cov-2 en su sangre. En planta respondió bien al tratamiento. El antibiótico por vena y la hidratación obran milagros y, a los dos días, recibe el alta y es trasladada a su residencia. Una persona enferma y con dificultades para alimentación. No debió ser una elección fácil. Dejarla en el hospital era mantener una paciente de riesgo en un entorno hostil, donde era muy posible un contagio; el regreso a su vivienda implicaba la vuelta a un lugar seguro (llegó sin contagio), pero donde el tratamiento seguiría, pero con una intensidad menor... ¿Qué harían ustedes? ¿Dejar a los soldados en una posición donde pueden morir sin lograr ninguna ventaja estratégica o un repliegue ordenado para tratar de salvar al mayor número de vidas? Optó por lo segundo. Y salió mal. La bacteria entendió que la menor dosis de antibiótico era una oportunidad para seguir creciendo y la aprovechó. No murió de covid-19, pero sin esta epidemia estoy seguro que se hubiese recuperado de este bajón.
Y así, mi tía, como otros tantos, se ha convertido en una víctima colateral de la epidemia. No, no estará en las estadísticas. Pero sí en nuestros corazones. 

LinkWithin

Related Posts with Thumbnails