miércoles, 12 de agosto de 2009

Todos tenemos un precio

Con toda razón del mundo, Daniel Gutiérrez Granda censura en su blog la concesión de la Medalla de Oro del Principado al vicepresidente de la dictadura cubana. Supongo que su actitud critica con la dictadura que somete a Cuba no será nueva. Hace muchos años que el Partido Comunista Cubano gobierna y la persecución y falta de libertades en el país no es nueva.
Pero eso no es lo que más me inquieta. Desde fuera, algunos lo vemos como el peaje de un pacto de gobierno con comunistas. Y ahí es a donde voy. El precio de una estabilidad necesaria para el ejecutivo regional es manchar unos premios que reconocían a lo mejor de la sociedad asturiana.
No necesariamente por dinero, pero todos nos vendemos por algo. En la ceremonia pública del próximo 7 de septiembre comprobaremos por lo que se vende el PSOE y la FSA.
Allá ellos. Lo que me inquieta es por lo que yo me vendería y a qué precio. Esa pregunta es abrirse a un abismo interior, ser capaz de asomarse a lo peor de cada uno y tratar de encontrar respuestas. Vértigo me da pensarlo.

Contra el pensamiento único

Las nuevas tecnologías ofrecen numerosas ventajas, muchas más que inconvenientes. Pero más que estos (aunque la reflexión debería ser si esos problemas son más de los usos que de la tecnología en sí, lo que, por otra parte, nos llevaría al debate sobre la neutralidad de las tecnologías), uno hoy quiere hablar de la posibilidad que ofrece Internet para crear fisuras en el pensamiento único que desde el poder se intenta imponer.
Por ejemplo, la ministra Bibiana Herodes Aído y su intento de convencernos de que un feto de 12 semanas no es un ser humano. Frente al silencio cómplice de sus colegas de gobierno, movimientos como bebé-aído recuerdan a la sociedad que es un feto de doce semanas. Aquí os dejo el enlace por si alguién quiere poner un bebé-aído en su vida.

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