viernes, 19 de enero de 2007

Por fin es viernes

Esto es lo que tenía ganas de escribir después del Pleno municipal de ayer, de escuchar los gritos chillones de la Maniega, la falta de respeto a las instituciones y a la democracia que exhibe Joaquín Aréstegui, del que me sorprende esa capacidad para el insulto y la descalificación, si la dedicase a fines más nobles ahora sería un Bill Gates... Sí es viernes, y el cansancio de la semana (la muela del juicio pasó más factura de la esperada) me llevo a cometer errores como pregonar por la redacción que escribo esta bitácora. Hombre, siendo sincero, está bien porque igual aumento el número de parroquianos, pero sentir tan cerca la presión estropea el 'momento blog', con el aroma del café recién hecho y la casa sin limpiar, pensando en qué escribir. ¿Me habré mojado mucho? ¿Cuento las amenazas de ayer de Benjamín Lebrato y la cobardía de los galones que se refugian en el silencio? Pena de anonimato. Si fuese anónimo, podría contar y contar sin temer represalias, pero bueno, es lo que pasa por dar la cara...
Así que es viernes, y aunque me toca trabajar, el fin de semana es el momento para pensar en cosas agradables, como acercarse hasta Malleza y almorzar en Al Son del Indiano (www.alsondelindiano.com) con el bueno de Paulino desvelando los secretos de su palacio y disfrutando de las croquetas con ortigas... Sí, os lo recomiendo como pasear por el pueblo, conocido como la pequeña Habana por la concentración de casas de indianos. Una vez almorzado, os podéis acercar hasta el jardín de los aromas (www.eljardindelosaromas.com). Y descubrir mil secretos que rodean las plantas que podemos tener en el jardín.
La excursión se puede completar con una visita a Somao, la mayor concentración de casas de indianos de Asturias y que está sufriendo la llegada de la autovía. El paisaje va a cambiar brutalmente por el necesario progreso y, por ese motivo, es necesario conservar en la retina las imágenes previas.
Si alguno hace este recorrido y termina en San Estaban de Pravia tomándose un café y paseando por el viejo puerto carbonero, que tenga un buen recuerdo o una oración por todos los que, como un servidor, dedicaremos las tardes del sábado y del domingo a la noble tarea de trabajar.

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