domingo, 25 de enero de 2009

De la ilusión a la desesperanza

La dimisión de Santiago Rodríguez Vega como gerente de La Isla de la Innovación es una de las peores noticias que ha podido recibir el equipo de gobierno. Si alguna persona confía en ese proyecto y le despertaba ilusiones era el ex-alcalde. La desconfianza de Juan José Puerta en el proyecto, desvelada por su intento de poner un segundo consejero delegado que evitase los desmadres inversiones, demuestra cómo ve Madrid La Isla de la Innovación: admiten los fuegos de artificio, pero no les gusta hablar de dinero. Y es que, como siempre hemos dicho algunos, este es un proyecto que necesita de una inversión pública tan grande que roza la inviabilidad. Antes de representar la farsa, Rodríguez Vega ha preferido renunciar.
Mientras, el Centro Niemeyer avanza, comenzará a levantarse la cúpula pero los graves problemas de conexión con la ciudad siguen sin resolverse. Y el entorno empantanado... La Isla de la Innovación a pasado de ser un territorio de esperanza e ilusión a frustración y angustia. Lo malo que tiene tanta publicidad es que, al final, la realidad te espera en la esquina y te pasa la factura de todo lo dicho y lo no dicho.
Desde luego, ha sido una mala semana para Pilar Varela y el gobierno, que llevan camino de quedarse con un par de maquetas más sobre la mesa y un socio de gobierno con licencia para insultar. Moraleja: Vinieron los sarracenos y nos molieron a palos, porque dios ayuda a los malos, cuando son más que los buenos.

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