lunes, 6 de abril de 2020

DUC ( y XXIII) Domingo de Ramos



Photo by Grant Whitty on Unsplash




Ni palma, ni procesión, ni borriquilla, ni estreno, ni misa... No recuerdo un Domingo de Ramos más extraño en mi vida. Sí, todos sabíamos que iba a suceder, que era inevitable. Todas las liturgias propias de esta jornada confinadas a la pantalla, al recuerdo. 
Mi ahijada, que está en Madrid, me ha mandado su palma casera por el móvil. Es la más hermosa que he visto nunca, porque me ha dicho que me la dará un día. No sabemos cuando, pero esa voluntad implica la esperanza de que superaremos todo esto, que recuperaremos nuestra vida normal, que, en el futuro, nos tomaremos más en serio los anuncios de la Organización Mundial de la Salud salvo cuando se meten con el chorizo, que los embutidos son algo muy serio.
Esta Semana Santa será muy especial, como la Comida en la calle que será en las casas y compartida a la espera de volver a abrazarnos. 
Seguimos avanzando, seguiremos resistiendo.

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