jueves, 7 de enero de 2010

Elogio del teléfono móvil

Los teléfonos móviles tienen millones de defensores, no sólo de usuarios. El matiz es importante. El sistema financiero, por ejemplo, cuenta con millones de usuarios, pero a la mayoría nos cuesta glosar las excelencias de bancos y cajas de ahorro; vamos que ni las encontramos.

No sucede lo mismo con la telefonía. Primero fue la libertad que te concedían, incluso llegó a ser el lema de una campaña comercial. Ya no era necesario esperar en casa o en la oficina para recibir una llamada. Podíamos ir por la calle, salir de viaje o aguardar en nuestra cafetería preferida. Aunque se generaron numerosos problemas de protocolo y urbanismo que ya se encargan de describir y censurar otros. No, yo escribo de otra cosa, de un aspecto maravilloso, aunque muy criticado, como son las melodías, la personalización de los tonos. No me digan que no es maravilloso recibir la llamada de tu jefe al ritmo de la carga de la Caballería estadounidense o la de los colegas bajo ritmo de rumba. Abre todo un mundo para analizar la personalidad del titular. Compruébenlo.

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