jueves, 25 de octubre de 2007

Setién hiela la sangre

Me cuesta olvidar la última entrevista de Monseñor Setién en El País. Hiela la sangre. La falta de comprensión y amor hacia las víctimas del terrorismo, el analfabetismo histórico y las palabras medidas sobre quienes, en un sistema democrático como el nuestro, utilizan la violencia y el asesinato como eje fundamental de su discurso político indican que esa persona debería reflexionar sobre si su papel como representante de Cristo es el más acertado.
Si quiere hacer política, que la haga; pero debe colgar la sotana. No es acertado mezclar los responsables políticos con los ministros espirituales, aunque los valores personales siempre influirán en la res pública.

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