martes, 2 de agosto de 2022

Regreso al trabajo

 


Foto de Sergey Zolkin en Unsplash


Un uno de agosto de 1994 llegaba por primera vez a la redacción del periódico. Hoy también ha sido uno de agosto, pero han pasado muchos años, los suficientes para que el joven que entonces recibía un tipómetro para medir el espacio antes de escribir en el procesador de textos y una calculadora para no errar en el número de caracteres (cada pulsación de ordenador, incluyendo blancos) vuelva a golpear a la puerta de la oficina y preguntar si se trata de La Voz de Avilés, donde Fernando del Busto tenía que incorporarse.

Muchas cosas han cambiado desde entonces. Ya no regreso a casa caminando tranquilamente, sino que conduzco treinta kilómetros. Mis padres ya no me esperan para saber de mi primer día, sino que ahora le cuento a Costilla el regreso mientras Costillina escapa del rollo que, esta noche, soltará su padre. Tengo menos pelo, mucho menos pelo y también estoy más gordo, bastante más gordo.

Otras cosas no han cambiado. Sigo fumando en pipa, hace calor como todos los agostos y, como todos los agostos, toca buscarse temas debajo de las piedras. 

¿Qué le diría el Fernando actual a aquel que comenzaba a aprender, a desarrollar todo lo  aprendido? Pocas cosas, la verdad. Me guardaría los errores y equivocaciones porque eso provocaría otros y, la verdad, no me quejo de como me ha ido la vida. Lo afirmo y, por esa razón, no acentúo el como, ya que no pregunto nada. ¿A dónde me llevarían otros errores? ¿Alcanzaría el mismo lugar? No lo sé; queda para un divertido juego intelectual en mi próximo baño en la piscina, o para una reflexión mientras me quedo dormido pero poco más. 

La vida está ahí y me toca seguir aprovechándola, exprimiéndola como un limón.

 

 

 

 

 

LinkWithin

Related Posts with Thumbnails