domingo, 16 de marzo de 2008

Domingo de Ramos


Hoy celebramos Domingo de Ramos. En Avilés, sale la procesión de La Borriquilla y la Semana Santa se lanza a la calle en este renacimiento que, esperamos, suponga el aliento de la Fe. Domingo de Ramos es una de las celebraciones más hermosas de la Iglesia. Este día siempre permanece en el recuerdo de la infancia. Es una mañana de chocolate, prisas y palmas; estrenos de ropa y visitas a las familias, cariño y amor. Porque, en este jornada, uno celebra el Amor. Bueno, en realidad la piedra angular de la Iglesia es el Amor, el Amor de Dios por la humanidad y en todas las celebraciones está presente ese Amor o no está nada.
Hoy salimos a la calle con nuestra palma para saludar a Cristo que entra en nuestra Jerusalén. Le proclamamos Rey de Reyes al tiempo que le clavamos en la Cruz con nuestros pecados. ¿Es posible un amor más alto? No, por eso es esperanza de vida, alegría eterna, la piedra con la que nuestros milagros diarios (desde levantarse hasta el abrazo de la persona amada, la presencia de la familia) adquieren toda su dimensión.
Por eso me gusta celebrar el Domingo de Ramos, por eso soy cristiano.

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