martes, 11 de mayo de 2010

La longaniza de mi suegra

Caminaba por la avenida de la República Argentina, en La Calzada, distrito oeste de Gijón, cuando sentí que un cartel reclamaba mi atención, me llamaba a gritos.



Longaniza, ¡¡qué rica!! Aunque nunca nada superará a longaniza de Vallina. Pero no era eso lo que me llamaba, era el anuncio en sí.



Más allá de la compra por motivos de subsistencia, el consumidor actual se deja guiar por valores como la salud o lo tradicional en la compra de alimentos. Estaba claro que en esa tienda apostaban por la venta apelando a la receta tradicional. Un mensaje sencillo y claro.
Lo simpático, al menos para uno, es que recurran a una figura, la suegra, que suele tener mala imagen si nos fijamos en numerosos chistes que circulan por ahí. Que, además, no sabemos de donde salen porque todo el mundo tiene una suegra maravillosa.
Ahora pienso en un amigo al que una vez en casa le llamaron desde la calle. Su hija pequeña fue a abrir por el telefonillo y, al regresar donde estaba el matrimonio, anunció: "Ahí viene la bruja".
"No sabía donde meterme", me comentó cuando me contaba esa anécdota, "nunca había dicho eso. Pensar, lo pensé alguna vez, pero nunca lo dije". Lo que no me explicó es si traía longaniza o no.

LinkWithin

Related Posts with Thumbnails