miércoles, 28 de diciembre de 2011

La estética feminista

Cuando Alfredo Pérez Rubalcaba anunciaba que el PSOE ejercería la oposición que a ellos les hubiese gustado tener, uno pensó que se vestía de estadista. Pero la realidad demuestra que mantenía su corbata de mentiroso. Es lo que ha sucedido con la campaña contra el comunicado de Ana Mato, ministra de Sanidad, en el que critica el último asesinato de violencia machista utilizando el término violencia en el ámbito familiar. Tal parece que los progres tienen alergía a la familia, toda vez que hemos asistido a una catarata de reacciones contra ese término prefiriendo el concepto violencia de género.
No se puede negar que uno de los pocos aciertos de José Luis Rodríguez Zapatero fue situar la violencia machista o doméstica en la agenda política, iniciando una tarea para que la sociedad se concienciase de la necesidad de terminar con ese mal. No podemos olvidar que, en la preparación de la Ley Integral contra la Violencia de Género, Zapatero solicitó un informe a la Real Academia Española para aclarar qué termino debía utilizar. La RAE fue clara y su informe se pudo consultar en su web durante un tiempo.
Rechazó el término de violencia de género, toda vez que es un anglicismo, una mala traducción del inglés igual que se decimos Armada Americana por US Army. En su lugar, proponía una alternativa: violencia machista, reflejando la ideología de esos comportamientos o violencia doméstica o familiar, en alusión al ámbito donde se producen con una idea amplia de la familia y asumiendo que, en ocasiones, esos delitos corresponden a personas que han sido familia o mantenido relaciones próximas, pero ya no existen. En todo caso, eran dos opciones respetuosas con el idioma español para reflejar la realidad.
Sin embargo, el gobierno optó por la opción más sajona, menos respetuosa con nuestra lengua y preferida por el grupo de presión feminista asentado en la izquierda.
Y, claro, ahora, con Ana Mato utilizando el español frente a la costumbre progre (tan antiamericanos ellos, tan influidos por los sajones al mismo tiempo) se monta la que se monta por un asunto estético. La ética, lo de José Blanco, por ejemplo, por lo visto preocupa menos en la izquierda.

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