Nací en 1971. Así que, por motivos históricos, mi relación con el franquismo fue mínima. Tampoco participe activamente en la Transición ni me manifesté para pedir libertad y amnistía. Cosas de la edad. Disfruto de estas ventajas gracias al esfuerzo de otros y a pesar de algunos.
Mi relación con el antiguo régimen es meramente intelectual. Fundamentalmente la debo a lo leído y lo visto en películas. La única experiencia vital que me retrotrae a esos años en los que media España era prisionera de la otra media son las celebraciones del 20-N. La Misa por Franco y José Antonio, los homenajes y los cánticos fascistas.
Me ha tocado vivirlas en Pamplona, en Zaragoza, en Madrid y en Avilés. Y siempre me queda la misma sensación de haberme librado de una época oscura, de una minoría violenta y con escasas luces, siniestra; ladrones de templos y enemigos de la inteligencia, zafios y brutos.
¡¡De buena nos libramos!!