sábado, 27 de septiembre de 2014

Unidos por el mismo deseo: el poder

Fuente: http://bit.ly/1qFxv4f


La semana política nos ha demostrado, una vez más, que existen algunos valores que comparten todos los políticos, con independencia de su ideología, formación y credo. El sofismo se ha convertido en un virus tangencial alimentado por un compartido deseo de poder.
Los sofistas no dudaban en usar cualquier argumento con tal de ganar su posición. Eran brillantes oradores, aunque eso lo hemos perdido, pero no les importaba mentir con tal de lograr su objetivo.
Es sofista Mariano Rajoy cuando retira la reforma de la ley del aborto por no generar el consenso... No está mal argumento para un presidente de gobierno que sabe lo que es resistir una huelga general por ausencia de consenso social. Supongo que, a partir del lunes, seguirá retirando leyes que podría cambiar la oposición.
Es sofista el consejero de Sanidad del Principado de Asturias, Faustino Blanco, cuando asegura que se reúne con los profesionales del Equipo de Tratamiento Asertivo Comunitario (ETAC) que su equipo quiere desmantelar para demostrar su apoyo. Incluso cita una serie de encuentro con sociedades médicas, aunque ninguna de ellas tiene relación directa con el ETAC, para demostrar esos encuentros. Es sofista Blanco cuando dice que apoya los actos científicos del ETAC; le faltó poner el ejemplo de que presentaba, como hizo ayer, un congreso internacional en el HUCA, aunque cuando hubo uno similar del ETAC en Avilés no se digno en aparecer ni a tomar un café.
Es sofista Albano Longo, el diputado de Foro Asturias que se ha convertido en una pesadilla para Blanco, cuando en el debate sobre el ETAC, habla de que ese sistema se ha desmantelado en el Reino Unido, país que llegó a tener más de 200 ETAC trabajando. La realidad es que sólo se quitaron 75 equipos y, al poco tiempo, el promotor de esa iniciativa pidió disculpas en uno de los artículos científicos más sorprendentes que recuerda la psiquiatría mundial. No sólo pedía perdón, aseguraba que el cierre se había decidido sobre datos falsos, obligando a reponer equipos y, por el camino, causando dolor y sufrimiento a unas cuentas familias.
Sofistas en todos los partidos. Un único deseo: el poder y cualquier herramienta es útil para lograrlo.
Claro, luego los ciudadanos nos sentimos asqueados ante ese espectáculo, reclamamos un cambio, reclamomos más honestidad intelectual; exigimos que nos consideren dueños de la inteligencia y compromiso social que demostramos día a día y que ellos, los políticos, parece que, también día a día, se pasan por el arco del triunfo. 
¿Y luego se quejan de la desafección ciudadana y su mala imagen? Vergüenza debería darles.

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