miércoles, 21 de julio de 2010

El deseo de Gregorio Fernández

No conozco en persona a Gregorio Fernández Castañón pero es suficiente tener entre las manos la edición que ha impulsado de Fantasía del cuerpo postrado para confirmar su pasión por la literatura y la bibliofilia, que no siempre van de la mano. Aunque sólo sea para tener en la biblioteca un libro tan hermoso hay que comprarlo. Luego, si se lee y se disfruta con la poesía de Luis Miguel Rabanal, mejor que mejor. No en vano, una edición de este tipo es un homenaje al contenido, a la obra de Rabanal.


La edición se presenta en tapa dura, con un aire de los libros del XIX, con una encuadernación cuidada y en papel couché. Uno tan sólo discrepa de las tipografías interiores. No me gustan. Pero, repito, es una cuestión de gustos. Otros dirán lo contrario y no pasa nada.
El libro se completa con ilustraciones de Juan Carlos Mestre que acompañan a cada poema. También las hay que ocupan las dos páginas. En la página 123 se incluye un tríptico pegado de forma manual, lo que demuestra el mimo y cariño con el que se ha trabajado en la edición.


Todas las ilustraciones responden a un mismo estilo, surrealista y naif, propio de Mestre. El lector disfruta de diferentes oportunidades en la lectura: puede centrarse en la poesía, en las ilustraciones o en diálogo entre ellas.


LIV

LIV


Los intervalos de mayor parsimonia

cuando el responsable de hacer las preguntas
se doblega y se calla, los días dichosos.
Para que el poema se atribule contigo y averigüe
que estuviste allí para borrarlo.

Caminos brumosos.
Descubrirme en las pestañas del otro
para contestarle a la realidad con saliva.
Sentir su piel si su piel está rota.


Luis Miguel Rabanal, Fantasía del cuerpo postrado,
Los Libros de Camparredonda, León, 2010

Nadie echará de menos su sonrisa




Fantasía del cuerpo postrado es el nuevo libro de Luis Miguel Rabanal que llega a los lectores en una edición hermosa, singular de La Armonía de las Letras, en la colección Los Libros de Camporredonda.
Son 60 poemas, que uno descubre como recuerdos del pasado que lee con la melancolía de un lied triste tras la belleza formal de una edición enriquecida con las ilustraciones de Juan Carlos Mestre.
Todos los lectores habituales de Rabanal reedescubrimos los paisajes de otras obras, el universo propio de un escritor que se desenvuelve en paisajes dolorosos y dolientes, que ha convertido en su compañera de vieja a la soledad, la angustia, la desolación existencial.
Si en todas la obra de Luis Miguel Rabanal, sus circunstancias vitales aparecen en el fondo, como una línea paralela, en esta se funde en una realidad poética más desoladora que nunca en la que expresa toda la angustia del hombre contemporáneo al constatar, en su carne y en la ajena, sus limitaciones existenciales.
Sin buscarlo, Luis Miguel nos ha entregado otra de sus obras cumbres, un libro de referencia en su intensa escritura.
Muchas gracias, Luis, por ello.

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