jueves, 15 de mayo de 2008

Ronda Norte

Las infraestructuras no son neutrales. Es decir, diseñar una carretera, el trazado de un ferrocarril o un Plan General de Ordenación Urbana alcanza unas connotaciones que van más allá de cumplir unos trámites administrativos y asegurar que se hace la obra de forma segura, eficiente y eficaz. Andamos en la comarca metidos con la batalla de la Ronda Norte que lleva camino de convertirse en otro culebrón como el del soterramiento.
Nadie duda de que la carretera es imprescindible, pero, a partir de ahí, todo son líos. Uno no tiene ni idea de cual es el mejor trazado. Tan sólo espera que, en un tiempo razonable, (aunque los plazos son ya muy ajustados) se resuelva el dilema. Y, sobre todo, que nuestros políticos aprendan de todo lo que está pasando. Aprendan que en una ciudad polinuclear como es la comarca de Avilés (en adelante, Avilés) las decisiones de uno afectan a otros y, tan sólo por eso, conviene, y es necesario, mantener comunicaciones fluidas, informarse de los proyectos y objetivos para que, en el momento de la verdad, el espacio público no se convierta en una batalla por preservar mi rinconcito.

El misterio de las eléctricas

El gobierno anuncia que la factura eléctrica nos va a subir un 11% a todos los españoles. No está mal la broma. El vicepresidente económico, Pedro Solbes, nos explica que se trata de ajustar los costes de producción. O sea, que las empresas venden la energía más barata de lo que les cuesta producirla. No es un mal argumento, pero choca cuando uno se entera que, por ejemplo, cerró su primer trimestre del año con 662 millones de beneficios, con una buena parte de ellos generados en este país donde su producción es deficitaria. Una de dos: o las empresas eléctricas engañan al ministro o son unos genios de la economía, pues vendiendo a un precio inferior a los costes de producción logran ganar dinero.
En ese caso, que se pasen por mi casa para indicar cómo ir al supermercado y, comprando a los precios que venden en las tiendas, ganar dinero. O en la gasolinera. Llenar el depósito y, a la hora de ir a caja, salir con un billete de cincuenta euros y el periódico. Y, si o no se logra, no estaría mal que Pedro Solbes se dejase ver por las negociaciones de los convenios colectivos y explicase eso de los costes a las empresas. Vamos, que igual los trabajadores tienen derecho a que sus ingresos se acerquen a los costes de la vida. Y, puestos a pedir, dejamos que los autónomos incrementen sus facturas para cubrir sin problemas sus gastos.

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