El Parlamento Europeo acaba de votar en contra de la propuesta de aumentar la jornada laboral a un máximo de 65 horas semanales. La propuesta planteaba que el incremento, allá donde se aplicase, debía pactarse entre empresa y trabajadores y ser compensado.
Para muchos, la noticia es fuente de alborozo y alegría. Para otros, como mi caso, de tristeza.
Normalmente, mi semana laboral ronda las 56 horas semanales y no es la primera vez que supero ese tiempo. Otros compañeros pueden aportar cifras superiores. Sin embargo, mi contrato no reconoce ese tiempo. Como mínimo, graciosamente regalo 20 horas de mi tiempo a la empresa, veinte horas de estar con la familia, de tiempo para compromisos sociales, tiempo de lectura y de oración, de escritura y deporte sin que, en ningún lado, se vea recompensado. Reconocer que mi jornada laboral es de 56 horas es, actualmente, ilegal y, por una supuesta protección a los trabajadores, quedo desprotegido.
Por eso, la decisión del Parlamento Europeo es para muchos una mala noticia. Confiamos que, con el tiempo y unos sindicatos fuertes los trabajadores veamos como nuestros derechos, o, sencillamente, los compromisos con nuestras empresas se recompensen adecuadamente.
Para muchos, la noticia es fuente de alborozo y alegría. Para otros, como mi caso, de tristeza.
Normalmente, mi semana laboral ronda las 56 horas semanales y no es la primera vez que supero ese tiempo. Otros compañeros pueden aportar cifras superiores. Sin embargo, mi contrato no reconoce ese tiempo. Como mínimo, graciosamente regalo 20 horas de mi tiempo a la empresa, veinte horas de estar con la familia, de tiempo para compromisos sociales, tiempo de lectura y de oración, de escritura y deporte sin que, en ningún lado, se vea recompensado. Reconocer que mi jornada laboral es de 56 horas es, actualmente, ilegal y, por una supuesta protección a los trabajadores, quedo desprotegido.
Por eso, la decisión del Parlamento Europeo es para muchos una mala noticia. Confiamos que, con el tiempo y unos sindicatos fuertes los trabajadores veamos como nuestros derechos, o, sencillamente, los compromisos con nuestras empresas se recompensen adecuadamente.