Un señor de Valladolid ha acudido a los tribunales para retirar de un colegio público un crucifijo. Desconozco si no ha podido convencer al Consejo Escolar o a los demás padres, pero ha acudido. Y, supongo, que regresará a la Justicia cuando en el centro entren otros símbolos religiosos como turbantes o los velos. También puede acudir al Contencioso administrativo para denunciar los villancicos en la calle e, incluso, algunos nombres de ciudades españolas como Santa Pola, a donde nunca irá de vacaciones, o a San Sebastián.
Según he leido en alguna parte, un señor de Valladolid se sentía molesto y ofendido cuando su hijo veía la Cruz en la clase. ¿Y qué hacemos con los contenidos de Educación para la Ciudadanía que ofenden a otros? ¿Subirá a un avión que lleve el nombre Virgen del Pilar? ¿Qué hará ese señor de Valladolid durante la Navidad? ¿Le molestará también la Cabalgata de Reyes?
Un señor de Valladolid se molesta con la Cruz y, a uno, ese dolor le da pena porque renuncia a la esperanza, a la gran Esperanza del mundo. Ese señor de Valladolid se sentirá algún día solo y buscará a Dios. O tal vez no, tal vez nunca necesite a Dios y a su Cruz que construyó por todos nosotros. Sea lo que sea, yo rezaré esta noche y todas las noches por todos los señores de Valladolid que renuncian a la esperanza para que, algún día, gocen en ella.
Según he leido en alguna parte, un señor de Valladolid se sentía molesto y ofendido cuando su hijo veía la Cruz en la clase. ¿Y qué hacemos con los contenidos de Educación para la Ciudadanía que ofenden a otros? ¿Subirá a un avión que lleve el nombre Virgen del Pilar? ¿Qué hará ese señor de Valladolid durante la Navidad? ¿Le molestará también la Cabalgata de Reyes?
Un señor de Valladolid se molesta con la Cruz y, a uno, ese dolor le da pena porque renuncia a la esperanza, a la gran Esperanza del mundo. Ese señor de Valladolid se sentirá algún día solo y buscará a Dios. O tal vez no, tal vez nunca necesite a Dios y a su Cruz que construyó por todos nosotros. Sea lo que sea, yo rezaré esta noche y todas las noches por todos los señores de Valladolid que renuncian a la esperanza para que, algún día, gocen en ella.
Fernando, a eso (en algún tiempo y en algún lugar de la Mancha y de otros sitios) se le llamaba mezclar las churras con las merinas. Qué tendrá que ver una cosa con otra. Tampoco yo soporto los crucifijos y sin embargo me gustaba ir de paseo, cuando podía pasear, a Santa María del mar. Ese buen hombre tiene tanto derecho, pienso yo, al prurito que le pueda producir el mero hecho que su hijo contemple en clase de Matemáticas ese trozo de madera pegado a otro trozo como tú tienes a quejarte de ello. Por cierto, felices fiestas para todos...
ResponderEliminarYo a la izquierda pastueña e intolerante ( o sea a la izquierda) le pediría que renuncien a la paga de verano (antes del 18 de julio), a la paga de navidad y que se pasen las próximas 3 semanas sin salir de casa ni ver la caja tonta no vaya a ser que oigan un villacinco y les salga urticaria.
ResponderEliminarQué razón tienes Fernando. Una espada se ha levantado en La Meca y solo lo cruz de Benedicto nos defiende en Roma.
La celebración de estas fechas es anterior al nacimiento de Jesús, bien que nuestra cultura católica y dosmilenaria -y mayoritaria también- no nos ayude a reconocerlo.
ResponderEliminarLo de la intolerancia es una cuestión peliaguda. Nos parece intolerante que un señor pida que en un aula no haya simbología religiosa -no que no la haya en una iglesia o en un individuo- por cuanto le afecta a él -en este caso a su hija- y sin embargo no nos parece intolerancia que una persona por asistir a una clase -cosa que debe hacer por obligación- deba participar de las creencias religiosas de los demás y que no comparte. Es absurdo.
Mientras la Iglesia considere la neutralidad -eso es lo que significa que no haya simbología religiosa en un centro público- como intolerancia o agresión resultará imposible cualquier tipo de diálogo sensato.
Chema, no se puede calificar a toda la izquierda, así, sin distinción, como pastueña e intolerante porque eso es... una intolerancia. :-)
Fernando me temo que cada vez tu blog se va por caminos cada vez más tortuosos, yo paso todos los fines de semana en Santa María del Mar, nací en esa parroquia y soy ateo. Me case por la Iglesia por respecto a las creencias de mi mujer y declare al párroco mi condición de ateo, me obligaron a firmar un montón de papeles donde entre otras cosas no me oponía a que mis hijos fueran educados en la fe católica. El cura un pobre diablo le dijo a mi mujer que se lo pensará bien que ese matrimonio no podía durar, el pasado 3 de diciembre cumplimos 25 años de matrimonio. ¿Qué quieres que te diga?
ResponderEliminara este paso quitaremos la Cruz de la Victoria de la bandera de Asturias, para que no se enfaden los moritos ni ateos militantes/beligerantes. Ellos -los moritos-,en cambio, seguirán ejecutando homosexuales sólo por serlo, ¡tócate los pies!
ResponderEliminarNo anónimo, no, pero seguro que, por decir algo, los andaluces se disgustarían un poquitín si se obligase a que la bandera de Asturias ondease en sus edificios públicos.
ResponderEliminarEse señor de Valladolid no pidió que no hubiera iglesias en Valladolid, ni que nadie dejara de llevar un crucifijo en el pecho, ni que las monjas no paseasen con sus hábitos por la calle, ni que nadie dejase de creer en su religión, sólo pidió que de acuerdo con un estado no confesional, en un centro público no hubiese simbología religiosa. ¿De verdad es ese señor de Valladolid el intolerante o lo son las personas que están extremando esa petición?
Todavía no he entendido porque cada vez que se toca el tema de un estado aconfesional se acaba hablando de moritos.
Luis, el apunte nace después de escuchar o leer que ese señor de Valladolid iniciaba su acción no por defender que un centro público deba ser aconfesional (algo en lo que estoy de acuerdo), sino porque le molestaba la Cruz y, a partir de ahí, a escribir...
ResponderEliminarGracias por tus buenos deseos.
Annie, gracias por tu aportación. Ahora entendemos que los dolmenes esperacidos por Europa son restos de belenes de la época... Este año, el día más corto es el 21, no el 25. Se te ha atrangantado el lío de Dionisio El Exiguo con las celebraciones del cambio de estación. Siempre intentas polémica, pero esfuerzate también en ser inteligente.
Y, Manuel, discrepo eso de los temas tortuosos. Uno expone sus ideas y otros discrepan. No tengo duda de que el primero que se alegra de la duración de tu matrimonio es el sacerdote que cumplió las normas de la Iglesia.
Te recuerdo que Gadium et Spes reconoce que existen pruebas de la presencia de Dios al margen de la Iglesia.
Lo de la inteligencia se me escapa, sé de mis limitaciones y no es cosa de remediar ahora lo que nunca he tenido.
ResponderEliminarEl que desde hace muchísimo tiempo se haya establecido una fecha fija no significa que el concepto que se celebre no sea exactamente el mismo.
De igual forma, aunque en sentido inverso, ahora celebramos una fiesta un lunes a pesar de que esta pueda coincidir en domingo o dividimos el tiempo en días de 24 horas a pesar de que sabemos que ese no es un dato exacto. Cuestión de orden y comodidad, supongo.
Los expertos dicen -no yo, yo sólo leo de vez cuando-, que civilizaciones anteriores a la religión cristiana lo celebraban, con elementos similares y en fechas similares y que todas ellas parten de un origen común, una interpretación más o menos coherente para ellos del funcionamiento del universo, luego la celebración de estas fechas en cuanto a la simbología es indudablemente cristiana, pero no parece serlo en cuanto a su origen, que podría considerarse, en buena medida, universal.
Yo lo vería de otra forma, los belenes son la interpretación de los últimos 2000 años de los dólmenes de la época. Por seguir tu juego y por aquello del orden cronológico, que imitar al futuro siempre ha costado un poco más.
Ale, lo dejo ya. :-)