jueves, 21 de noviembre de 2013

Contra el tiempo



La carta de septiembre no dejaba lugar a dudas: en mayo de 2015 deberé registrar mi tesis doctoral. De lo contrario, todo el esfuerzo realizado hasta el momento sería baldío. Lo de esfuerzo, entre comillas, porque los avances son más bien escasos para un trabajo que debería estar liquidados hace ya un tiempo.
En fin, que dicho y hecho. Nuevas prioridades y cambio en mi vida. 
Entre las víctimas, el Archipiélago. El poco tiempo libre pasa a otra prioridades. Y la entrada diaria se convierte en una utopía, por lo menos hasta después de mayo de 2015. Pero Archipiélago no se muere, se queda hibernando. Abría los ojos de vez en cuando, seguirá respirando pero con otro ritmo diferente.
Hay cosas que nunca se pueden dejar. Al menos, a uno es lo que le pasa con la escritura.

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