viernes, 11 de mayo de 2007

LibrOviedo

Nada, ni el tato. Si al final, yo voy a ser los cuatro lectores que, según el marcador, me entran desde Oviedo. Como dicen las crónicas: éxito de crítica y flojo de público en mi presencia en LibrOviedo. Por cierto, y reconozco que sólo he estado en unas siete u ocho ferias del libro en diferentes localidades (y en ocasiones repitiendo visita) es una de las mejor organizadas que he visto.
Con Metabego trabajando, K. dándole a la tecla y Barbyturica sin llegar al Ave, la final el público era la señora y una amiga. Y, bueno, dos activistas de esa ong que siempre cita Trapiello en sus diarios. Yo pensaba que era una fantasía, pero no, cuando uno estaba a punto de tirar la toalla y ponerse a llorar, aparecieron dos señoras, se sentaron al fondo y pusieron cara de interés. Entonces me dije: Trapiello no se lo ha inventado, existe esa ong para apoyar a los escritores enviado activistas a las presentaciones y conferencias para que no se desanimen. La duda que me queda es saber si se trata de una delegación asturiana o enviadas especiales por la feria del libro. Seguiré leyendo a Trapiello por si aclara algo más.
Por lo demás, ¿qué decir? Virgili habló en un tono tan elogioso que daban ganas de preguntar donde estaba esa persona para conocerla. Uno, de momento, con esto de la promoción y de hablar de su libro aún disfruta y ya espera la cita de Gijón, que será para junio. Justo después del examen del EGA. A ver si, entonces, no me falláis.
Una última confesión: la estancia en Oviedo fue tan grata que, a pesar de la media hora de atasco para llegar y las dos horas y cuarto de mítines políticos de la tarde (bendita cuarentena), uno se acostó cansado, pero feliz, con el sabor en la boca que dan esos días especiales.

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