jueves, 11 de diciembre de 2008

Cumplo cien años

Hoy cumplo cien años, si mi memoria no me falla. Hoy hace un siglo que me exilié de Avilés y comencé a vivir en Gijón. De mudarme de Avilés a Castrillón, Corvera o Illas escribiría: parece que fue ayer... En otras partes hablaría de un año, pero no sé el motivo. Aquí es un siglo. En plan grande porque, de lo contrario, no se celebra nada.
Mucho le debo a Gijón. Entre otras cosas la factura mensual de la gasolina y padecer unas malas comunicaciones públicas con Avilés. Viviendo en Gijón oeste, en el Far West, he descubierto, por primera vez, lo que significa ser un chico de barrio, notar la diferencia de servicios entre el centro y la periferia. Algo que en Avilés no resulta apreciable, aquí está a la orden del día. Desde barreras arquitectónicas que asustan a ser el alojamiento de los estorninos que no quieren en la plaza de Europa.
Si no fuese por Costilla, las ultreyas de los martes, los maratones de mus en Ceriñola, los Bigís del Natahoyo, las risas con Lin y el pan de Las Nieves, la vida en Gijón sería insufrible. Pero, por favor, no se lo digáis a nadie. Los pobres creen que ya soy del Sporting.

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