domingo, 7 de octubre de 2007

Y el San Pancracio de septiembr es



Los lectores de Archipiélago Avilés han decidido conceder el premio San Pancracio en su convocatoria de septiembre de 2007 al:
Gremio de Editores de Asturias
Como reconocimiento a su trabajo para la divulgación de la cultura en general y, en particular, de la asturiana.
De acuerdo con el protocolo habitual de esta bitácora, se remite por correo electrónico la imagen que ilustra la convocatoria y el argumento. Si hubiese algún tipo de mensajes, se daría cuenta de él en los apuntes de esta entrada.
Gracias a todos por participar. Hasta el próximo mes.

La triple vida de Alicia Esteve

El 19 de septiembre de 2001, los alumnos de la XXXIV Promoción de MBA de Esade iniciaban sus clases marcados por el recuerdo del dramático atentado de la Torres Gemelas. Entre los alumnos, una chica sonriente, con media melena y siempre dispuesta a ayudar a todo el mundo comenzó a preparar su propia tragedia. Alicia Esteve Head se convirtió, años después, en Tania Head, la presidenta de la Asociación de Víctimas del 11-M que nunca estuvo allí, en el lugar de la tragedia, que no salvó a compañeros de la muerte segura ni perdió a su prometido en la orgía de sangre y dolor fruto del irracionalismo de unos fanáticos.
La prensa nos ofrece detalles de la vida de Alicia Esteve, con antecedentes familiares de delitos por estafa, por simular vidas que no eran las suyas. Cuentan que, en ocasiones, recurriendo a su apellido, se hacía pasar por la familia propietaria de Laboratorios Esteve, cuando tan sólo compartía con ellos la similitud del apellido.
Los relatos de los compañeros desvelan que Alicia Esteve necesitaba mucho cariño, que la soledad, la gran enfermedad de nuestro tiempo, se había cebado en ella y ella trataba de superar su dolencia inventándose vidas, existencias con las que ganarse el cariño de los demás, una sonrisa agradable como las que ella repartía, su amor ideal y que, posiblemente, perdió mucho antes del ataque a las Torres Gemelas. Alicia Esteve se lanzó a acumular vidas insatisfecha de su propia existencia. Cansada de ser la heredera de un importante laboratorio se regaló aires heroicos con la gran tragedia de nuestro tiempo, el día en que el siglo XXI entró en nuestra sociedad y cambiamos de siglo. Pero, por encima de todas estas vidas, Tania Head regresaba a casa sola y quitándose el maquillaje, descubría tras las máscara de ficción la auténtica Alicia Esteve, no la prima lejana de los industriales catalanes, y, con ella, el rostro de la soledad y el germen de la impostura, de la mentira, de la falsedad que tantas banderas levanta en nuestra sociedad.

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