Lleva unas semanas abierto, pero hasta el pasado concurso de pinchos, muchos avilesinos no caímos en que El Delfín ya no existe, sino que ahora se llama Casa Claudio (plaza de Álvarez Acebal). Claudio es Claudio Celard. En su día llevó la cocina de la Cafetería Germán y, más tarde, asumió el Montana. Allí se convirtió en un punto de referencia para muchos con una fórmula que ahora comienza a ser la moda: cartas cortas (a elegir dos primeros y dos segundos) y un servicio rápido para asegurar la rotación en las mesas; precios ajustados y creatividad, ma non troppo.
Cuando el Montana se encontraba en la cima de su éxito, Claudio y señora cerraron el tenderete y abrieron un hotel en Soto del Barco. Ahora regresan a la Villa en un local que triplica la superficie del que fuera Montana. El aumento se traduce en un refuerzo del personal para mantener la rapidez en el servicio.
Y la cocina, lo que es realmente importante, se mantiene en el estilo de Claudio. Calidad e innovación sin estridencias. Un lugar recomendable, salvo por el ruido propio de los locales llenos de gente. Sin duda, una buena noticia para Avilés.