viernes, 4 de septiembre de 2009

El fíu de Areces

Como en las buenas películas, la visita de Brad Pitt a Avilés tuvo su personaje principal (el actor), secundarios y estrellas invitadas, incluso un figurante que roba más cámara en el inicio de una prometedora carrera. Este último fue Alberto, el hijo de Vicente Álvarez Areces.
La presencia del primogénito del presidente del Principado es una torpeza política de primer grado que, en términos de opinión pública, deja la fotografía de Areces al lado de la estrella en números rojos. Porque a nadie le extraña que un político se haga la foto con una celebridad. Es algo tan habitual que no tiene mérito. No creo que le de ningún voto ni mejore la impresión sobre él.
En cambio, la presencia de su hijo, el mismo que se asomó al balcón el domingo con el actor y aparece en primer plano en las fotografías ha generado numerosas críticas. ¿Por qué ese joven y no otro de los que esperaba fuera? ¿Por ser hijo del presidente? Ahh, vale, pero esos comportamientos no parecen propios de una democracia y, en los mayores, recuerdan los gestos propios del franquismo y no se ha hecho este viaje para llegar al lugar de salida.
La sociedad española es una sociedad democráticamente madura. Es algo que le gusta repetir a nuestros políticos. Y, por eso, la sociedad le reclama a sus políticos un comportamiento exquisito con lo público, una verdadera vocación de servicio, unos modos lejanos de una república bananera que es lo que demostró Areces, que fue a por fotos y salió trasquilado.

La mirada cotidiana

Jordi Doce es un poeta excepcional. Como persona y como escritor, por el rigor con el escribe su poesía. ¿Rigor y poesía! ¿Cómo pueden casar? Mimando las formas, cuidando la mirada, siempre limpia, sobre lo que nos rodea, sobre lo cotidiano. Este sábado, a partir de las ocho de la tarde, leerá sus poemas en el Monasterio de Valdediós. Lo presentará otro poeta excepcional: José María Castrillón. De la bitácora de Doce, copio y pego el siguiente poema para despertar el interés por el recital:
Entonces
Cuando el mundo se convirtió en el mundo
la luz brillaba como de costumbre
sobre un reloj indiferente,
el aire estaba lleno de comienzos
y mil veces en mil calles distintas
alguien se tropezaba en una piedra
y esa piedra le abría los ojos;
fue la ocasión que todos esperábamos
para tomar las mismas decisiones,
besar de nuevo el mismo suelo,
decir los hasta luego de anteayer;
y el rostro amado y rutinario
que fingía escuchar
o brindaba una mano distraída
volvió a apartarse antes de tiempo.
Detrás de las ventanas crecía la penumbra,
una gaviota hurgaba en la basura
y los niños jugaban casi a ciegas
ignorando los gritos de sus madres.
Era un día cualquiera en la ciudad,
con su ruido de fondo en nuestras venas
y el hollín de la noche borrando cercanías.
Quien guardó una moneda en su bolsillo
no fue más rico a la mañana.
Nada ocurrió que pueda recordarse,
ninguno de nosotros se dio cuenta
cuando el mundo se convirtió en el mundo.

La Iglesia de Sabugo, una propuesta

Esta semana supimos el profundo deterioro de la Iglesia de Sabugo, la Iglesia vieja. El mal estado de la cubierta facilitó que entrase el agua dentro y la semana pasada se cayó un trozo del techo, de la cubierta de escayola. Cualquier recorrido por el templo permite ver las manchas de humedad y como el agua entra y amenaza el monumento.
Al margen de las inevitables polémicas políticas y las dificultades de la Iglesia para gestionar su patrimonio, pues tiene muchos monumentos y pocos recursos, a pesar del apoyo del Principado, la situación del templo es una llamada a la movilización de los laicos. Porque, los católicos tienen un debe de implicarse en la conservación y mantenimiento del patrimonio eclesial, que es de todos y del que todos disfrutamos.
Por eso, mi propuesta es sencilla: organizar un asociación de laicos que se encargue de recaudar fondos para la conservación de los templos. Sería una organización civil, sin ningún tipo de actividad relacionada con el culto y que en su creación fijaría su ámbito de actuación: un concejo, el Prerrománico, un arciprestazgo...
Ahí dejo la idea para debate de todos.

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