lunes, 23 de julio de 2012

La locura como narcótico social

Isla de  Utoya

Se cumple el aniversario del atentado en Noruega  y, con él, recuperamos las dudas sobre el estado mental del autor. Las mismas dudas se repiten al hablar del nuevo asesino de Estados Unidos, que se dedicó a matar a gente durante el estreno de una película. La enfermedad mental aparece, no sólo como una estrategia jurídica de la defensa para tratar de reducir la pena, sino como un asidero de la sociedad para explicar un comportamiento que cuesta asumir.
Los avances en la Psiquiatría nos muestran que no se trata de enfermos mentales. Basta con hablar con algún enfermo mental para saber que, difícilmente, podría planear y ejecutar algo como esos trágicos sucesos.
Sin embargo, la sociedad sigue recurriendo a la enfermedad mental como explicación. Aunque uno piensa que, más que explicación, se trata de una vacuna ante una verdad difícil de asumir, una verdad que nos diga que se trata, simplemente, de maldad, de personas voluntariamente asociales y responsables de sus actos; de un mal contra el que no tenemos remedio y, a duras penas, explicación. ¿Qué ha fallado, por qué? Son, entonces, preguntas que quedarían sin respuesta y que nos dejan expuestos a nuevos sucesos, nuevas masacres que nos volverán a estremecer. Entonces, recurrimos a la locura, a la locura como narcótico para conseguir la tranquilidad en la que quiere vivir la sociedad.

Photo:http://img01.lavanguardia.com/2011/07/23/Isla-de-Utoya-cerca-de-Oslo-do_54189866110_53389389549_600_396.jpg 


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