sábado, 30 de diciembre de 2006

De nuevo ETA

El coche bomba del Aeropuerto de Barajas nos ha vuelto a situar a todos los españoles ante el horror que creíamos haber superado. Todos nos sumamos al dolor y a la solidaridad con las víctimas. Cuando escribo esto, en un día alejado alejado del mundo informativo, aún no conozco la situación de esas dos personas desaparecidas. Deseando el mejor final posible para su historia, pero temiendo lo peor, me sumo a todos cuantos rechazan la violencia.
Me gustaron las palabras del presidente del gobierno. Aunque también debería haber sido claro cuando planteó las conversaciones con ETA. Ya en ese momento se sabía que no podía haber concesiones políticas, sino que se hablaría sobre el desarme y la incorporación a la democracia de quienes la rechazan.
No me gustó la intervención de Mariano Rajoy, demasiado guiado por el resentimiento. En estos momentos, el gobierno somos todos y debemos apoyarlo sin fisuras. Por ese motivo, Durán i Lleida me pareció sublime. A veces, un silencio dice mucho.
Me decepcionaron los políticos vascos. Esperaba de ellos una mayor contundencia para que el mundo aberzatle se de cuenta de su situación y que no viven un proceso de negociación, sino de rendición. No he podido enterarme de las declaraciones de Imaz, que siempre sigo con interés.
Llamazares estuvo en sus universo paralelo, en su línea de pronunciamientos públicos con lecturas internas.
Sin duda, ha sido un mal día para la esperanza de la paz. Pero los culpables son ellos: los terroristas. No los demócratas, que somos mayoría.

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