
miércoles, 27 de agosto de 2008
El diario de Woody Allen

El fraude del Euro-Homer

Hace varios días, esta bitácora se sumó al alborozo mundial provocado por el hallazgo de la moneda con el rostro de Homer Simpson. Desde la bitácora de Maikel, la noticia dio la vuelta al mundo y generó un gran impacto mediático. La ola nos benefició a todos y, por ejemplo, estas modestas islas alcanzaron su récord de páginas leídas en un día (256, una cifra modesta para Internet, pero grandísima para un espacio liliputiense como éste).
Cuando todo parecía haber pasado, La Voz de Avilés descubrió el pastel, el fraude que se encontraba detrás de la historia. Aquí encontrarás la versión publicada. Pero te la resumo: el autor de la pieza es un joyero avilesino que, por otra parte, desea permanecer en el anonimato. En la información, el artista asegura que el dueño de la moneda no la encontró casualmente, que es la versión difundida desde el origen, sino que la pidió de forma expresa y, a partir de ahí, lanzó la farsa. Una bola de nieve que creció y creció y creció hasta donde todos conocemos.
Así que lejos de ser un tipo amable y con suerte, como todos creíamos, Pepe, el del Goloso, se ha convertido en un tipo amable, pero un farsante, y no vamos a negarle la suerte de alcanzar el eco mediático que nunca esperó.
Y así, la simpática casualidad que nos alegró una tarde de verano se ha convertido en otro fraude. En el fondo, no deja de ser materia para un buen capítulo de los Simpson.
Cuando todo parecía haber pasado, La Voz de Avilés descubrió el pastel, el fraude que se encontraba detrás de la historia. Aquí encontrarás la versión publicada. Pero te la resumo: el autor de la pieza es un joyero avilesino que, por otra parte, desea permanecer en el anonimato. En la información, el artista asegura que el dueño de la moneda no la encontró casualmente, que es la versión difundida desde el origen, sino que la pidió de forma expresa y, a partir de ahí, lanzó la farsa. Una bola de nieve que creció y creció y creció hasta donde todos conocemos.
Así que lejos de ser un tipo amable y con suerte, como todos creíamos, Pepe, el del Goloso, se ha convertido en un tipo amable, pero un farsante, y no vamos a negarle la suerte de alcanzar el eco mediático que nunca esperó.
Y así, la simpática casualidad que nos alegró una tarde de verano se ha convertido en otro fraude. En el fondo, no deja de ser materia para un buen capítulo de los Simpson.
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