Lo escuché hace unos días en Punto Radio, aunque aquí os dejo el enlace con Veinte minutos. Un científico ha descubierto el secreto de la pelusilla del ombligo. A este paso, al bueno de Iker Jiménez no le dejarán nada para investigar. El investigador examinó 503 muestras de su propio ombligo. O esa, algo más de un año extrayendo y analizando. Eso es lo que decir, estar atento a su propio ombligo. No sé si el próximo paso será determinar por qué los pelos de la nariz crecen hacia fuera o si el escozor de los cojones guarda algún tipo de relación con el cambio climático.
Tanto tiempo criticando a los que no hacen más que mirarse el ombligo y resulta que, a la hora de la verdad, es toda una ciencia. A partir de ahora se abre un nuevo campo para el desarrollo de la humanidad: el estudio comparado de los ombligos.
¿Crean más pelusilla unas razas u otras? ¿Hay diferencias entre sexos? ¿Qué utilidad le damos a esos conocimientos que pueden cambiar el curso de la humanidad?