martes, 25 de julio de 2023

Las urnas silenciadas

 




Ya hemos tenido las elecciones generales, hemos podido leer quien ha ganado y quien ha perdido, las claves de los sondeos, quienes acertaron y quienes fallaron. Sin embargo, en todos los análisis, lecturas, lloros y elegías de estos días noto la ausencia de la llamada a la centralidad y la moderación formulada por el pueblo español. Dos grandes partidos, en dos espectros ideológicos contrapuestos, pero llamados a entenderse. Si esto fuese Alemania, se comenzaría a hablar de gran coalición a favor de la estabilidad y la moderación.
Pero no es Alemania y, antes que un lider dispuesto a consensuar, a construir, tenemos a jefes que prefieren pelear.
Así nos va. 

miércoles, 12 de julio de 2023

La boda y el debate

Creo que son los novios; foto de Ionieva en Hola


Con la boda de Tamara Falcó me ha sucedido lo mismo que con el debate entre Pedro Sánchez y Alberto Nuñez Feijóo, con la única diferencia de que, en el caso de Falcó, dudo sobre el nombre del contendiente.

Pero, en esencia, me ha pasado lo mismo: sin interesarme ambos lo más mínimo, al final me han acabado llegado bien por las noticias, por los comentarios de los vecinos, la lectura del periódico, el twitter, incluso por el was, cuando me mandaron el famoso pdf de Hola en el vano intento de reventar la exclusiva. Vano intento porque la exclusiva ya estaba hecha y la edición agotada. Aunque, mira por donde, el acto de piratería me sirvió para aprender cosas que desconocía sobre los resúmenes de prensa y aspectos de la propiedad intelectual que desconocía.
Sin embargo, sigo esperando lo que puedo aprender del cara a cara más famoso del año. Por lo que he leído y me han contado, ninguno de los dos no dijeron nada nuevo, ni nada sorprendente. La audiencia media, si no me falla la memoria, rondó los cinco millones de espectadores, más o menos la mitad de los votos que lograron PSOE y PP en las generales de 2019. Tal vez esa sea la lección.
 

lunes, 10 de julio de 2023

La mala digestión de Tarantino

 



Las películas de Tarantino nos volaron la cabeza a todos. De repente, la manera de contar las historias no era la misma aunque las historias, eso ya se sabe, apenas habían cambiado. Tarantino es un genio que, bebiendo de los maestros clásicos, llevó el cine y la narración cinematográfica a territorios nuevos. A veces con aciertos, otras no tanto. 

El mayor problema surge cuando  llega una nueva generación que, sin los referentes tarantinianos, ha bebido de Tarantino, de tik-tok y de toda esa cultura audiovisual que bulle por Youtube y las procelosas aguas interneteras.

De esa manera se puede entender una película como Todo a la vez en todas partes y cuyo principal mérito es demostrar, una vez más, lo complicado que es entender a un maestro, los monstruos alimentados por las malas digestiones de los genios. 

El mayor problema es intentar contar en nueve minutos lo que luego desarrolla algo más de dos horas. Así que si lo entiendes te aburres y, si no lo entiendes, te pierdes. Si tienes suerte y no te quedas dormido, igual te ríes en guiños con Jamie Lee Curtis y poco más. 

Tan prescindible como aburrido. Un consejo. Antes de verla, conviene pasarse por Spiderman a través del multiverso porque eso del multiverso (aquí tan importante) lo explican de una manera más comprensible. Para mi desgracia, no seguí ese orden.

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