martes, 24 de septiembre de 2019

De youtubers y libros

Photo by Christian Wiediger on Unsplash



Es muy interesante pasear por los supermercados, los grandes almacenes. Ofrece mucho de experimento sociológico, siempre que logres abstraerte de la lista de la compra. No sólo a las familias paseando o la presencia del guarda de seguridad entre los lineales de verdura. Ver como las reponedoras son subcontratadas refleja la precarización de la economía y los esfuerzos de las empresas para mantener su rentabilidad.
Pero hoy de lo que quiero escribir no es de eso, sino de la sección de libros, donde ya se puede encontrar un apartado específico de youtubers. No clásicos, poesía, pensamiento político, fantasía; no. Youtubers. Unos cuantos miles de seguidores, aunque seguramente se contarán por millones, justifica la edición de libros que traspasan al papel los contenidos de sus canales o su biografía. Consejos básicos de autoestima, ficciones bastantes pobres... De todo lo que se ve por la pantalla.
Es negocio y me parece muy bien que los gestores de tal editorial trabajen por sanear sus resultados. Seguramente de esa manera dispondrán de margen para la edición de otros productos de interés cultural, aunque menos rentables.
Pero más allá de esa consideración, esa irrupción de los youtubers me fascina por varios elementos. El primero es la reivindicación del libro como objeto de cultura. Sí, mucha pantalla, mucho mundo digital pero al final necesitan el libro, el papel para alcanzar prestigio, darse seriedad, abandonar un espacio que no se reconoce como prestigioso. 
El universo youtuber es joven, pero necesita acudir a los cánones de toda la vida para prestigiarse.
El libro, desde luego, no está muerto. 

martes, 17 de septiembre de 2019

El cine como moral



El cine de Paolo Sorrentino no ofrece lugar a términos medios. Se ama o se odia. Su escritura está lastrada por algunos rasgos de estilo que podemos definir como barroquizantes y que, en buena medida, explican que su destino final sea la televisión. De esa manera se puede entender la duración de Silivio (y los otros) que con sus tres horas y veinticuatro minutos difícilmente iban a tener recorrido en las salas cinematográficas. 
El reto de cercenar el talento o dejar que fluya se resuelve a favor del gran cine para los amantes del Séptimo Arte gracias a la televisión. Paradojas del siglo XXI.
El caso es que con esta nueva película, Sorrentino demuestra que es uno de los grandes artistas del momento. Su talento permite radiografiar una sociedad, la italiana, pero también la europea, la occidental. La decadencia de Silvio Berlusconi es el tema de la película, pero, al final, termina reflexionando sobre la corrupción, la corrupción como fenómeno social y decadencia moral de una película, las ansias del poder y esa delgada frontera en la que el político pierde el sentido de deber y de Estado que lo llevó al compromiso. De todo eso habla Silvio y eso la convierte en una película imprescindible para explicar la actual crisis moral de occidente, en la que estamos. 

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