sábado, 25 de abril de 2020

DUC ( y XLI) Es peor el gobierno que el virus



Photo by Mohammad Fahim on Unsplash


Soy de los que piensa que lo peor de esta epidemia es el gobierno, no el sars-Cov-2. Si asumes el discurso verdad de que ellos fueron los primeros en reaccionar, en tomar las medidas necesarias, sus malos resultados evidencian lo mal que lo han hecho. Y si vas al lado contrario, pues eso, piensas que lo han hecho mal desde el principio.
Pero si pienso que el gobierno es peor que el virus no es porque sea malo, es por la sensación que me transmiten de estar desbordados, de no controlar nada, de dejarse llevar. Pienso que está crisis se va a superar por nosotros, por nuestra capacidad de resistencia; por el esfuerzo del personal sanitario y de todo el conjunto de la sociedad. No por la gestión del gobierno.
Llevo días pensándolo pero con lo que sucederá mañana me reafirmó más en mi idea. Mañana mi hija recuperará sus derechos civiles. Pero no pienso darle las gracias a que ese gesto lo haya dictado quien se los quitó. La manera en la que podrán salir los menores a la calle se podrían haber aplicado desde el día 14, 15 o 16 de marzo y no creo que hubiese pasado nada. Admito cuestionamientos de cualquier experto, incluso de Fernando Simón. Pero sí reclamo que me explican cómo van a controlar a los menores después de haber visto el desmadre de los paseos a los perros, la insolidaridad de tanta gente.
Preocupado por el desconfinamiento, he leído diferentes artículos. Entre ellos al profesor Ignacio López Goñí, catedrático de Microbiología en la Universidad de Navarra. En un artículo sobre el confinamiento aporta una propuesta a partir de las reflexiones de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene y el American Entrerprise Institute. En el plantea tres criterios para iniciar la desescalada. Los tres deben cumplirse al mismo tiempo y son a) reducirse durante catorce días consecutivos el número de casos nuevos; b) que el sistema sanitario se recupere del colapso y pueda dar asistencia continuada y c) disponibilidad de sistemas de diagnóstico rápido para detectar casos en un momento inicial y poder aislarlos. 
Según ese planteamiento, en ese momento se podría empezar la desescalada. Como no los veo por ninguna parte, me imagino en el peor escenario en un margen de quince días. Porque, esa es otra, desconocemos los criterios que guían al gobierno. Más bien los cambios de idea, las ocurrencias o su incapacidad para recopilar los datos ejerciendo el mando único en asistencia sanitaria desde la declaración del estado de alarma.
Como ven, es más sensato temer al gobierno que al virus.

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