viernes, 4 de abril de 2008

El escándalo con la Iglesia

Una buena se aproxima. El pasado domingo, en la Ser se escandalizan por el nuevo documento de la Conferencia Episcopal Española, donde se condena el aborto o la utilización de embriones humanos en la investigación. ¡¡Menuda novedad!! Nada nuevo bajo el sol y los profetas del progresismo nos advierten sobre ello.
Este jueves, 3 de abril (San Pancracio, me parece) en El País encuentro cuatro noticias relacionadas con la Iglesia. La que ofrece un enfoque más positivo se sonríe al ver que Benedicto XVI reconoce en la figura de Juan Pablo II una dimensión sobrenatural. Cuando es algo normal en la propia naturaleza de la Iglesia. Si una persona no cree en Dios, si no asume la Fe como algo intrínseco a su vida el compromiso religioso, el sacerdocio carece de sentido. Por eso es normal, en la Iglesia, hablar de Dios, de Milagros y de lo sobrenatural, en una acepción muy pura del término.
En esa serie de noticias del diario de Prisa (el mismo grupo de comunicación de la cadena Ser) no faltan ejemplos de manipulación, textos que supondrían, como mínimo, un suspenso en cualquier Fde Comunicación. Como esa información sobre la herencia de una anciana entregada a un sacerdote. El titular viene a ser algo así como “juicio a un sacerdote por desplumar a una anciana”. Leyéndola, uno sabe que el sacerdote heredó de la anciana (incapacitada judicialmente, un trámite complejo y donde la familia tiene un papel esencial), pero se desconoce quien promueve la denuncia; la actitud de la familia que llevó a la anciana, ya fallecida, a una residencia para mayores y allí la dejó hasta su muerte; se nos aclara la red de residencias para mayores que gestiona el sacerdote y su presupuesto, pero no si los residentes abonan el coste de la residencia o no... En resumen, se queda en la difamación y las medias verdades, que son las peores de las mentiras, antes de aportar luz al lector. Prefiere alimentar el rencor que la verdad.
Y uno se pregunta si esa sucesión de noticias, de planteamientos informativos, son casualidades o es que desde cierto sector intelectual se prepara una ofensiva contra la Iglesia en España para justificar la próxima caza de brujas del zapaterismo. El tiempo nos responderá.

Zapatero no tiene quien le hable



Se fue George Bush y no hubo cumbre. A falta del gringo, charla con el australiano, que también habla inglés, con acento, eso sí, y su moneda es el dólar, aunque australiano. Los cantores monclovitas mirarán hacia otro lado mientras los españoles lloramos la foto, o la Foto, con mayúsculas, de nuestro presidente en la cumbre, más solo que el Irán de los ayatolas o Corea del Norte. Otra imagen para que sumarse a nuestro oprobio colectivo, desde las Azores jugando al amigo del matón a la soledad del incapaz de acercarse a un grupo y, como mínimo, disimular, mover la cabeza y sonreír, que se le da muy bien. Aunque, claro, a última hora del día a uno siempre le queda el consuelo de María Teresa Fernández de la Vega que hubo un encuentro, pero informal habida cuenta de la conversación. Habrá que tener cuidado con De la Vega. A este paso, subir en ascensor con una matrimonio puede considerarse toda una provocación.
La foto, la anécdota, es toda una confesión de la incapacidad del próximo gobernante de España, al que, esperemos, encuentren pronto un recambio en el PSOE. Mientras alcanzamos esa liberación ahí lo vemos: renunciando a la política internacional, a los intereses de España.
Mientras tanto, su ministro Mariano Pisito Bermejo declara que él va a terminar con el conflicto de los trabajadores de Justicia. Menos mal que sólo llevan dos meses de huelga. ¿No se podía haber fijado ese objetivo unos días antes del inicio o el primer día?

No sé que sucede hoy con el ordenador

No sé que sucede hoy con el ordenador. No puedo acceder a los comentarios, ni escribir. Otros días no he podido escribir, pero era por cansancio, por imposibilidad a, incluso por no encontrar nada interesante que narrar, que a veces pasa. Pero nunca, hasta hoy, me encontré en esta encrucijada: con ganas de escribir y sin poder teclear en mi bitácora ni leer comentarios. Dependencia, al menos intelectual, que uno tiene de estas islas y sus habitantes. Así, que, aunque sea de modo provisional, cumplo con mi deseo en el procesador de textos esperando, con ansia, el momento de volcarlos en la red. Lo que cumplo ahora, al final de la jornada con los textos escritos a primera hora.

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