sábado, 24 de mayo de 2008

La chatina y la cultura

Arturo Fernández desveló hace unas semanas en El Comercio que no representaría su función teatral en el Jovellanos durante las próximas fiestas de Begoña, algo que consideraba una tradición. Nada más conocerse la situación, se armó el gran, o pequeño escándalo. El PP denunció una mano negra por su participación activa en la campaña del centro derecho en las anteriores elecciones mientras que no faltaron escritos de gijoneses arremetiendo contra algunas declaraciones suyas en las que ponía a Oviedo como ejemplo por encima de Gijón. Y eso, en la villa de Jovellanos, es un grave delito.
Toda esta polémica demuestra que, como también sucede en otras ciudades, cuando se está en campaña se suele debatir de muchas cosas y también se callan debates que interesan a los ciudadanos. Por ejemplo, qué programación debe asumir un teatro público como el Jovellanos o el Palacio Valdés. Después de todo, parte de los costes se financian con el dinero de todos los ciudadanos. ¿Convertimos al Estado, y el Ayuntamiento es parte del Estado, en un mero distribuidor de cupos o en un agente activo? Es decir, ese porcentaje de la población que defiende el valor cultural de Arturo Fernández tendría derecho a que parte de sus impuestos fuese para que ellos reciban el teatro que les gusta o no. Dedicamos el dinero de todos a propuestas más o menos arriesgadas, innovadoras y situadas en la elite o la altura cultura mientras que los circuitos comerciales, o parcialmente subvencionados, asuman sainetes populares como los que representa Arturo Ferndández.
Ese es un debate que se debe abordar entre los ciudadanos, entre los partidos y los ciudadanos y luego ser coherentes con las conclusiones. Así se evitarían polémicas y la gente sabría para que votamos y lo que podemos esperar de nuestro gobierno. No hay que tener miedo a la democracia, sino a la ignorancia y el silencio de los gobernantes.

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