jueves, 14 de mayo de 2020

DUC (y LVI) La enfermedad del insensato



Photo by Andre Hunter on Unsplash



Las etimologías de las enfermedades suelen ser descriptivas. Pocas veces se habla de una dolencia por el nombre del patógeno que lo genera. La tuberculosis se acerca a la tuberculina, pero no caigo en muchos ejemplos más. Es posible que esta sentencia si me lee algún médico, sea fácilmente cuestionada. Aunque la ventaja de tener pocos lectores es que resulta más difícil que eso suceda.
Pero ello no evita que lance mi propuesta. No hablar de epidemia de covid-19 sino de LEDI: La enfermedad del insensato. Otra posibilidad es SDI: Síndrome del Insensato, aunque, reconozco, es más complicado de pronunciar, aunque tal vez esa aire a agencia de investigación secreta le concede más seriedad. ¿ESDI? El síndrome del insensato, suena a escuela de negocios. 
Pero viendo lo que estoy viendo en estos días, LEDI es el nombre más adecuado. El cambio de fases busca facilitar la lucha contra el sars-cov2, pero no significa que exista cura para el covid-19, no la hay; ni vacuna, tampoco existe.
Es cierto que todos esperamos por ella. Pero nadie nos ha dicho que será fácil. ¿Hay cura para la gripe? No, la gripe no se cura (y perdón por mentarla) se supera o no. Pero los médicos saben como manejarla en los casos más complicados. Es una escenario probable para el tratamiento de LEDI, que no se sepa curar, pero si manejar. O que tengamos vacuna y nos vayamos inmunizando.
Pero con los datos que estamos viendo del estudio epidemiológico se ve que el virus apenas ha circulado por el país. De ahí el éxito del confinamiento en algunas regiones, como Asturias o Galicia, donde se evitó su difusión. Y se ganó un tiempo para organizar recursos.
Pero también el peligro de relajarse en la actualidad. Si en Madrid, con todo lo que han pasado, aún no se ha alcanzado la inmunidad de grupo, los demás estamos aún más lejos. Y vimos lo mal que lo pasaron.
Estamos en un momento en el que es imprescindible la responsabilidad personal que significa usar mascarillas, mantener distanciamiento social, reforzar la higiene de las manos.
Lo contrario es sentar las bases para regresar al confinamiento, en aplazar la recuperación de la normalidad.
Y, si les digo la verdad, yo añoro la vida de antes.

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