Entre las ventajas de cumplir años, se encuentra haber vivido momentos históricos, incluso la capacidad de recordarlos y compararlos. En la década de los noventa, el socialismo gobernaba en España y parecía que nada ni nadie podría arrebatarle el poder. Tantos años de poder pasaba factura y arreciaban los casos de corrupción junto con el desgaste propio del ejercicio del poder.
Felipe González, un buen gobernante, que modernizó España como pocas veces se había vivido, se vio rodeado de casos de corrupción. Él no metía la mano en la caja, es cierto; lo único que se le podía reprochar era la falta del deber de vigilancia, de la excesiva confianza.
Se destapaban los casos de corrupción y el Partido Popular declinaba imputar con toda la mala leche posible, la suficiente para que hoy en día nada quiera ser imputado y se haya cambiado el uso legal de ese término por el propio Partido Popular. Justicia poética.
En ese momento, un joven José María Aznar arremetió contra Felipe González con su famoso "Váyase, señor González". Era la banda sonora del fin de una época, las campanas que anunciaban el fin de una época.
Vamos ahora a la actualidad.
http://blogs.publico.es/strambotic/2014/09/rajoy-miente/ |
Existen evidentes cambios. Los casos de corrupción ahora no rodean al gobierno, se han infiltrado en su partido, el Partido Popular. No podemos decir que el presidente sea corrupto y se le debe reconocer el mérito de haber enderazado una difícil situación económica.
Sin embargo, desde la oposición no aparece nadie capaz de enarbolar ese 'Váyase señor Rajoy" que necesita la democracia española con la credibilidad que en los años noventa tenía José María Aznar.
En esa situación, el país avanza hacia el marasmo institucional, el desapego de la sociedad hacia las instituciones como pocas veces se ha visto.