lunes, 18 de junio de 2007

Marea merengue

Y, en esto, el Madrid ganó la liga. Muy bien, me alegró por mis amigos merengones, por mis suegros y por el pueblo de Madrid; también por la Cibeles, e incluso por Ramón Calderón que, obviando todo protocolo (menos mal que él no repartió las entradas para Allen) empezó a festejarlo hace dos semanas. Pero, a todo esto, yo me preguntó que culpa tenemos nosotros, los avilesinos que pasamos de fútbol, de que el Madrid gané la liga. De vivir en la capital, cerca de Cibeles, estaría preparado, habría cenado una tortilla de orfidales y me hubiese dedicado a dormir. Pero no, estaba yo en Avilés, en mi apartamento estudiando el EGA con mi calzadeña cuando, de repente, comienzan a sonar bocinas y pitos. Y uno piensa, ya está, escape de DuPont, evacuación generalizada, y cuando comienza a preparar la evacuación, resulta que no, que no es ningún accidente, que es una marea merengue desconocida en esta ciudad. Y a darle, a darle varias horas al claxon por arriba y por abajo. Aquí, en un barrio de Madrid, con pretensiones de cosmopolitas aunque, al final, con tanto animal por la calle, me sorprende descubrir la cantidad de frustraciones sexuales de mis convecinos. Porque otra explicación a tanta tontería, salvo la propia tontería, no encuentro.

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