viernes, 10 de abril de 2020

¿Se puede criticar al gobierno?


Photo by Frederic Köberl on Unsplash



Desde el inicio del confinamiento, ha existido una cuestión sujeta a debate: ¿se puede criticar al gobierno? Rápidamente, la sociedad española se ha dividido en dos grupos. Las personas que respaldan, legítamente, al gobierno consideran que no; que ante la mayor crisis sanitaria sólo cabe apoyar al ejecutivo y que cualquier otro comportamiento es desleal. Las críticas deberán venir posteriormente.
Luego aparece el grupo que defiende lo contrario, es decir, que se puede criticar al gobierno, incluso que se debe. En ese grupo me incluyo, si bien es cierto que existen varios subgrupos. Vemos aquellos que consideran que se trata de un gobierno ilegítimo, inmoral y se debe criticar todo, que son responsables de todo. Y otros con una posición más moderada, que consideramos que la lealtad no excluye la crítica.

Es cierto que España ya ha atravesado momentos duros. Recordamos el mayor atentado terrorista de nuestra historia y las críticas hacia el gobierno, incluyendo concentraciones ante la sede del partido que lo respaldaba con el argumento de que el país no se merece un gobierno que mienta. A muchos no agradó la actitud del ejecutivo en esos momentos, aunque respaldamos su gestión.

El actual debate evidencia uno de los problemas de la cultura política española y que, paradójicamente, es ese: la ausencia de cultura política. Se ama más al garrotazo, que la palabra, el rival no es rival, sino enemigo. Supongo que cuarenta años de paz y ciencia no se superan de la noche a la mañana y los usos y costumbres propias de la democracia calarán lentamente, como el rocío de la mañana.



La riña. Francisco de Goya.
Fuente: Wikipedia.


En los actuales momentos, las palabras son muy importantes, mucho más de lo que pensamos. Ante la mayor crisis sanitaria de nuestra historia, lo único que se debe exigir es lealtad al gobierno. Lealtad supone acatar la normas, el confinamiento impuesto; respetar los criterios, a pesar de la falta de criterios que parecen demostrar quienes los decretan.
A partir de ahí, claro que se puede criticar. Por un bien común, como es la vida de muchos de nuestros vecinos, y también la nuestra, se nos ha privado temporalmente de la posibilidad de salir a la calle, de la libertad de movimiento; pero no nos han prohibido pensar, ni expresar. Vivimos en una democracia y la gestión de un problema de sanidad pública no implica la supresión de todos los derechos fundamentales.
Es sano que se critique al gobierno. Evidencia una sociedad vida, con músculo que necesitará en los meses duros que vendrán. La crítica es positiva porque de ese debate  pueden salir ideas que ayuden al gobierno, aspectos que no se habían valorado de manera adecuado. Estamos en una inédita e histórica movilización del sector cultural. Al tiempo, el ministro de Cultura, cuyo nombre no recuerdo, realiza en menos de veinticuatro horas una rectificación en toda regla de sus planteamientos. ¿Creen ustedes que lo hubiese hecho si no hubiese esa protesta? Mi respuesta es no. 
Por eso es buena la crítica. Porque nos convierte en ciudadanos, no en súbditos. 
La crítica leal es necesaria, siempre es necesario y, en estos momentos, imprescindible para sobrevivir.

DUC (y XXVII) Cumpleaños feliz



Photo by Lidya Nada on Unsplash




Avanzan los días del confinamiento y llega un día que nunca habíamos esperado vivir confinados: el cumpleaños de Costilla. Llevaba días pensando en cómo celebrarlo. ¿Compro por internet? A diario no faltan ofertas en la red. Pero, ¿vale la pena que una persona, un transportista, se exponga por un regalo? No, no vale la pena agobiar a una persona cuando tienen cosas más importantes que transportar. En los días previas, Costillina y yo nos organizamos. La peque preparo una de sus manualidades y yo escribí una carta. Mi suegra aprovecho uno de mis recados para mandarme un regalo y decidimos encargar la comida. "La gente también tiene de que vivir", nos decíamos para ¿justificarnos? Tal vez.
En la compra del pan, añadí unos pasteles para poner las velas. 
Y así celebramos el cumpleaños de Costilla sabiendo que, ahora mismo, tenemos una fiesta pendiente para cuando termine el confinamiento, para el futuro que llegará.

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