Valiente ha sido el gobierno asturiano cuando ha iniciado el debate sobre la sostenibilidad del sistema sanitario. Es un reto español, no sólo asturiano. Sin embargo, ya que Jaime Rabanal, consejero de Economía, apela a la responsabilidad de toda la sociedad, en un ejercicio de responsabilidad debería dimitir él primero y, a continuación, todos sus compañeros de gabinete, incluido el presidente y el consejero de Sanidad, capaz de cargarse con su boquita prestaciones gratuitas que ejercían los médicos.
No en vano muchos de ellos son los que han tomado las decisiones que, en los últimos diez años, han atentado contra la sostenibilidad del sistema sanitario en Asturias. Por ejemplo, duplicar radioterapia en Gijón, cuando el problema que entonces existía se podía solucionar mejorando las comunicaciones. O por las carencias en la financiación del nuevo Hospital Central Universitario de Asturias, donde, por otra parte, el Partido Popular, entonces en el gobierno de la nación, se portó de manera desleal hacia los asturianos, negando el agua y la sal. Hablan de recortar el gasto farmaceútica, ¿qué van a hacer: prohibir recetar?
Buenas y certeras palabras, pero en boca de actores que ya carecen de credibilidad.