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Photo by Aarón Blanco Tejedor on Unsplash Salir a la ciudad es sufrir. Ya me he acostumbrado a las colas, a llevar auriculares para que las esperas sean menos pesadas con la radio, a organizar las compras para aprovechar al máximo las mañanas, a ir con el bote de gel hidroalcohólico. Pero el sufrimiento sigue ahí. El dolor de ver a los comercios sin actividad, a la puerta cerrada de los bares, a la angustia de ver pasar la ambulancia, a la ansiedad de la mascarilla y al agobio de contar a las personas sin protección. Sí, la ciudad se ha vuelto en territorio de dolor y sufrimiento. Tal vez antes lo era y el único cambio es que ahora sea más evidente. |
martes, 19 de mayo de 2020
DUC (y LVII ) La ciudad y el dolor
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