lunes, 15 de diciembre de 2008

La muerte del puerto

La renuncia del Principado de Asturias a la construcción de los accesos por carretera al puerto de Avilés es una noticia mala, trágica. Las actuales comunicaciones son insuficientes para las posibilidades de crecimiento y, de mantenerse, el objetivo portuario será mantener la cinco toneladas de movimiento anuales de los dos últimos años y no pensar en ir a más. Quedará reducido a los tráficos cautivos (Asturiana de Zinc, ArcelorMittal, empresas de la comarca). El resto habrá que lograrlo con sangre, sudor y lágrimas porque existe un monstruo llamado macropuerto de El Musel que se debe justificar. ¿Acaso pensamos que se hace una obra de esas dimensiones para dejarlo vacío?
El Principado habla ahora del túnel como principal opción. Y, a uno, eso le recuerda ese refrán que advierte de los hombres que prometen hasta haberla metido y una vez metido, nada de lo prometido. Habrá que ver que presupuesto es capaz de asumir una obra de ese tipo, saber dónde empieza a bajar y donde a subir, medidas de seguridad... No sé, no sé. Me apunto al bando escéptico.
Anulando la opción de Raíces, con dudas sobre el túnel vamos al puente que, en la cabecera de la ría, debería ser muy elevado para permitir el paso de los barcos y destrozaría el litoral de Gozón (a no ser que alguna persona sueñe con una macrodesarrollo urbanístico desde Xagó a Valliniello, incluso con campos de golf, la guinda a la Isla de la Innovación) y reproduciría el debate de los últimos cinco años en Castrillón.
Con todos estos elementos sobre la mesa, uno teme que no se haga nada, lamenta que no se aproveche la oportunidad para la transformación de la comarca y llora por el tiempo que nos van a hacer perder la actual clase política por su incapacidad de encarar el debate.

Parecidos, ¿razonables?


Lo publicó este domingo La Vanguardia. Yo me enteré gracias a Paper papers. No me negarán que tiene su gracia.

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