sábado, 18 de septiembre de 2010

Escribir de marginales

Hace unos días recibí una invitación para acudir a un seminario de adoctrinamiento, perdón, formación sobre cómo tratar de los colectivos marginales en los medios de comunicación. El plan no era malo, pero la hora era demasiado intempestiva para un servidor, que a duras penas despierta antes de las once de la mañana. Además mi psiquiatra de cabecera me lo desaconsejó por el riesgo de sufrir un agravamiento de mi gilipollitis. Vamos, que no necesito estímulos. Bastante tengo con el espejo.

Viendo la información que aparece en los medios me alegro de no haber ido. Sobre todo por ese mito raro sobre lo gitano. Las asociaciones que viven de sacar a los gitanos de la marginalidad lamentan que sólo se hable de ellos en términos de marginalidad o en conceptos sublimes. Lo cual, por otra parte es lo habitual. Una persona anónima difícilmente saldrá en el periódico por despertarse, asearse, ir a trabajar, estar con su familia, disfrutar de un libro... Lo normal, por cotidiano, no suele ser noticia. Uno de los valores de un hecho para ser noticia es la ruptura de la cotidianeidad, en cierta manera de lo previsible. Lo noticioso es lo que sale de lo ordinario, bien por sublime (un premio, un acto heroico) o por ruin (un hecho delictivo, un comportamiento anti-social). Aplicar los mismos parámetros a todos los colectivos sociales indica en todo caso, su normalidad, su integración. Si la noticia es que un gitano vaya a clase, malo; porque significaría que es un hecho excepcional. Otro ejemplo sería la imagen que se da de los no gitanos, de los payos. Si nos fijamos en los medios y quitamos aquellas noticias que vinculan a toda la colectividad, la imagen de los payos es de pederastas, asesinos machistas, violadores...

Claro que si no nos lamentamos, todos los que viven de lo marginal, ¿A qué se dedicarán? Así que más que formar, debatir y reflexionar lo que se trata es de adoctrinar para asegurar el negociado.

Claro, semejante fiesta sólo es posible en una región como Asturias, con unos índices alarmantes de intrusismo en el mundo de la comunicación lo que explica que cualquiera se vea capacitado para dar clases y reflexionar sobre estos asuntos.

Ahora recuerdo a uno de estos advenedizos que se pavoneaba de su intenso trato con una persona que llevaba muerta medio año. Y otro que desconocía que las concesiones de TDT se concedieron en diferentes demarcaciones: local, regional, nacional...

Joder, qué tropa. Así nos va.

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