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Fernando Goñi y Mercedes Fernández, Cherines. Foto: Mario Rojas, El Comercio |
La más que segura candidatura de Mercedes Fernández, Cherines, a la presidencia del Principado por el Partido Popular el próximo 25 de marzo en lugar de Isabel Pérez-Espinosa define el estado de volatilidad en el que vive el centro derecha asturiano, un partido con demasiadas derrotas a sus espaldas.
Que Cherines se enfrente a su antiguo mentor político alimenta el discurso psicoanalítico del enfrentamiento con el padre, al tiempo que despierta las preguntas de por qué ahora y no hace unos meses, con una respuesta que lleva directamente a la falta de discurso en la articulación de un proyecto político para la región. Más que ofrecer propuestas a la sociedad, el objetivo es vivir de lo público.
Es una apuesta arriesgada, no por la valía ni la trayectoria de la candidata, que las tiene, sino por el feo hecho a su predecesora, que aparece como responsable del hundimiento del pasado mayo; obviando las responsabilidades de otras personas.
Y así surge una pregunta, si Cherines no alcanza esa mayoría absoluta, ¿tendrá margen para impulsar una renovación en el PP o la volverán a defenestar en tres años?