miércoles, 13 de octubre de 2010

Fernando Largo y Manuel Alexandre

Llevábamos tiempo sin escribir necrológicas en estas islas. Ahora llegan, por desgracia, por partida doble. Manuel Alexandre, ese acto de voz singular, un rostro amable con el que tantos nos reímos, con el que tanto lloramos.
Y, más dolorosa por cercanía y por su juventud, la de Fernando Largo. Hace unas semanas colgaba un video con música de Beleño, el grupo que ayudó a construir y que ya es una referencia en la música folk en Asturias. En twitterland lo lancé como mi homenaje póstumo. También lo era su programa Arpas, gaitas y zanfonas que, en mi adolescencia, escuchaba en Radio Asturias, los jueves por la noche, creo recordar. Un programa que nos permitía descubrir una música diferente. La misma que solíamos escuchar en su bar de Oviedo, el Ca'dorna.
Allí pasé bastantes y buenos ratos. Hablábamos y bebíamos y, desde la mesa, comentábamos: "mira, ese es Fernando Largo". Era un mito. Pero, sobre todo, era un tipo normal. Alguna vez conversamos con él sobre whisky. Tenía una buena colección en el bar. Y no dudaba en compartir sus conocimientos con la gente. Mi impresión era que se trataba de una persona sencilla, una buena persona. Recuerdo un día con Barbitúrica, ella comentaba que prefería el whisky con hielo, con refrescos. No era lo más ortodoxo pero Largo no se inmutó: "no soy un talibán".
Descansen en paz.

Libertad de expresión y educación

El abucheo general al presidente del gobierno José Luis Rodríguez Zapatero durante la celebración del Día de la Hispanidad ha generado muchas reacciones. Sobre todo, la pitada durante el acto a los Caídos por España. En El País rescatan una frases de Esperanza Aguirre, en la que defiende el abucheo por ser personas ejerciendo la libertad de expresión.
Se equivoca, sin embarga, doña Esperanza, puesto que confude la libertad de expresión con la educación, que deben ir de la mano.
La libertad de expresión de los abucheadores no corría ningún peligro, habida cuenta que la dimisión de Zapatero se podía reclamar media hora después, o un cuarto de hora antes. Incluso años. Uno, por ejemplo, solicitó la dimisión del lider socialista tras el último debate en las elecciones generales.
Sin embargo, el homenaje a los Caídos por España es un acto singular, una celebración de todo el país a sus héroes, a ciudadanos anónimos que entregaron su vida en el servicio al país. Es una de nuestras máximas celebraciones cívicas y merece nuestro máximo respeto. El jefe de Estado y el presidente de gobierno es de todos los españoles, con independencia de que sea mejor o peor, nos guste más o menos. Es un acto de Estado y debemos respetarlo con educación.  Lo contrario es situarse en los márgenes del sistema y entrar en una peligrosa deriva.
Es muy peligroso para la política que lo que debería ser de sentido común sea objeto de tanto reflexión y debate. Y luego llorarán por el éxito en las encuestas de Belén Esteban.

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