Al inicio de este Archipiélago, año por 2006, apareció una oleada de trols que, con el tiempo y la paciencia, fueron desapareciendo.
En los últimos meses, parece que han vuelto con nuevas ganas. Es lo que sucede con la mezcla de paro e impotencia sexual, que los típicos amargados se desahogan allá donde pueden. Eso sí, muy valientes ellos con la máscara puesta en el mejor de los casos porque en otros sus escasas neuronas no les dan para eso.
Y como tienen a ver considera que uno es un fascista, me voy a dedicar a ejercer de ello e instaurar, hasta nuevo aviso, la moderación previa de comentarios. Uno, que cree en la libertad, llega un momento en que se cansa de ver la cara de tonto que se le pone a leer ciertas cosas. Las seguiré leyendo, pero como Aznar con el catalán, en la intimidad. Libertad sí, pero también respeto y educación, que ya he tenido que pagar a un abogado por la tontería de uno y la falta de sensatez de otro.