miércoles, 12 de noviembre de 2014

Gijóngrado



La posible intención del pleno del Ayuntamiento de Gijón de retirar el nombramiento de hijo adoptivo de la ciudad a Rodrigo Rato es uno de esos despropósitos propios de una dictadura comunista, de esas en las que cuando caías en desgracia te borraban de todas las fotos y desaparecías de la historia. La negación de la persona. 
Cierto es que todo eso de las tarjetas negras no suena nada bien, tan cierto como  que aún no cuenta con una sentencia penal en su contra y que ya ha recibido suficiente reprobación social y empresarial.
De igual manera es verdad que el homenaje lo recibió cuando ejercía la presidencia de Caja Madrid, la madre de todos sus males actuales, pero también es cierto que los mayores méritos eran previos al origen de los deméritos actuales. No creo que haya muchos españoles que hayan presidido antes que él el Fondo Monetario Internacional ni Ministros de Economía con una gestión tan reconocida como la de Rato. 
De esta manera, la intención de retirar el reconocimiento es, como mínimo, hipócrita, pues no se plantea nada sobre los homenajes a El Musel, cuando su obra de ampliación sí ha merecido un reproche de la Oficina de Lucha de la Unión Europea, que nos costará mucho a los asturianos
Y, si sabemos que es una propuesta del PSOE, no cabe duda que lo más lejano de su intención es la limpieza de la vida política, sino contribuir a un debate estéril, donde más que las personas y las reputaciones, lo que interesa es dañar a los posibles rivales políticos. Aunque, también es verdad, con el Partido Popular de Gijón no deben hacer mucho. Se bastan ellos solos. 
Uno, mientras tanto, ya empieza a preparar las fotos de Rodrigo Rato para la nueva época que se avecina. 


 Aquí podéis ver el original de la wikipedia






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