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Hablo de ese enfermo del corazón que morirá unos meses antes de lo que debía suceder porque no hizo el ejercicio debido durante el confinamiento; o las personas con demencias a las que el encierro en sus residencias, la falta de su paseo diario, la carencia del abrazo de sus familiares ha avanzado en su deterioro; me refiero a esa persona que espera por una prótesis y la demora en la operación incrementa el uso de fármacos e inicia una fatal espiral.
O quienes han sufrido ansiedad.
Hablo de todos ellos. No podemos olvidarlos.