martes, 27 de agosto de 2013

El placer del idioma





Un sexto sentido me hizo girar la cara y ver el cartel. Lástima no tener suficiente dinero, porque uno siempre soñó con tener un estudio en una buhardilla. Pero, ¿boardilla? ¡¡¡Qué botarate ha escrito semejante disparate!!!
Hasta que, oh, no, el Diccionario de la Real Academia pone a cada uno en su sitio y, el botarate, no es sino un hablante culto, cultísimo, utilizando expresiones propias del siglo XIX y uno no deja de ser un pobre ignorante, desconocer de la etimología de nuestra lengua, atado a modernismos.
¿Quién será ese hablante? Un ser eterno, un inmortal atado a su pasado y que le cuesta utilizar elementos nuevos en su vocabulario. ¿Será una trampa como los olores de las plantas carnívoras? 
Para no caer en la tentación, no quise fotografiar el número de forma completa.

Perdidos en uno mismo: Foe



No había leído nada de Coetzee hasta que cayó Foe entre mis manos; en concreto la edición de Alfaguara de 1988, traducida por Alejandro Reyes.
El libro aborda la historia de Robinson Crusoe, pero desde una nueva perspectiva. Aparece un nuevo personaje: Susan Barton, náufraga en la isla donde se encuentran Crusoe y Viernes. Ella es la que relatará su peripecia a Foe con la intención de que escriba la biografía de Crusoe y la saque de la pobreza.
Un planteamiento que mezcla realidad y ficción para urdir una construcción deliciosa en la que se reflexiona constantemente sobre la literatura, el papel de la ficción en la vida de los creadores y en los propios lectores. 
A partir de uno de los grandes libros de aventruas, Coetzee escribe sobre la gran aventura de leer. Maravilloso.


Photo: http://serviciosgate.upm.es/nosolotecnica/?author=2

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