Cúpula de la Iglesia de San José, en Gijón.
Resulta que la progresía patria ya ha encontrado la fórmula mágica para salir de la crisis económica: que la Iglesia católica pague el Impuesto de Bienes e Inmuebles (IBI). Ignoro el esfuerzo realizado y el derroche en papel para calcular las ventajas de la medida.
Como católico, creo que debemos atenernos a la enseñanza evangélica de dar al César lo que es del César y a Dios, lo que es de Dios. Es decir, que si las autoridades consideran que se debe pagar por ese patrimonio, pues se paga. O se vende y que lo gestionen sus nuevos propietarios. Pero, ya que vamos a pagar, a pagar todos. Es decir, IBI también para las mezquitas, templos evangélicos, sinagogas y tasa de ocupación de vías públicas a los Hare Krisna.
Puestos a cobrar supongo que los clubes de fútbol ya abonan el correspondiente IBI por los estadios de su propiedad. Al igual que partidos políticos y sindicatos por sus inmuebles. Y también museos... Todos a pagar y a colaborar para salir de la crisis.