viernes, 5 de diciembre de 2008

Nos han vuelto a matar

Lo escribo más tarde pero lo sentí desde el momento en que escuché en Punto Radio la noticia del asesinato de Ignacio Uría. Nos han vuelto a matar. Pero nos levantaremos y acaberemos los terroristas. Sabiendo que los asesinos de Uría terminarán en la cárcel, ahora nuestros pensamientos y oraciones deben estar con su familia.
Descansa en paz, Ignacio; tus asesinos nunca lo harán.

Pido perdón

Hace unos días escribía la crónica de una decepción. Hoy, sin embargo, doy noticia de una alegría. Ayer me llamó Ana Concejo:

Fernando, yo no escribí el mensaje de 'te desadjunto'. Leí tu apunte y me pareció una barbaridad, pero no escribí ese mensaje.


Y, como le respondí a ella, lo escribo aquí: perdón, Ana, disculpas. Cometí un error, me arrepiento de lo escrito en Cielos despejados, reniego de ese apunte y, si no lo borro, es por dejar huella de mi torpeza, para recordarla cuando vuelva atar cabos con ligereza. Lo escribo con la alegría que supone ver como esa persona se porta como la demócrata que uno esperaba. Es una satisfacción saberse equivocado y que le saquen del error.
Habrá alguno, o alguna, que cuestione la credibilidad del mensaje de Ana. Yo creo que es cierto por dos razones. La más importante es que no tenía necesidad de hacerlo. Estamos en una bitácora minoritaria y salir bien o mal parado ante los pocos lectores que amarran aquí sus barcos poco puede importar a un personaje público. En segundo lugar, porque la comunicante no reclamó ninguna corrección ni rectificación, sólo corregir un error, mi equivocación.
A lo dicho, disculpame, Ana.

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