domingo, 14 de octubre de 2007

Informar de quién informa

Cuando nació El Mundo, el diario de Pedro José Ramírez fue uno de los primeros en España en intentar introducir un nuevo tipo de información: informar sobre los medios. Al igual que los médicos no son partidarios de hablar de sus colegas de profesión, en el negociado de la información viene a pasar lo mismo. Así, las noticias sobre el sector suelen referirse a la empresa propia, a los cambios en la organización y los nuevos lanzamientos; siempre iniciativas editoriales sin precedentes. Escribir desde un medio sobre otro medio es complejo, difícil ya que se habla de un competidor y el elogio puede ser una invitación al lector a marchar a otra casa y la crítica, aún cierta, se verá con desconfianza del que habla sobre otro competidor. En esa situación, la mayor parte de los medios apenas cultivan ese género, salvo las batallas propias sobre audiencias.
Asturias Opinión pasa de todo eso y se lanza a destripar las miserias de La Nueva España. Asturias Opinión es un medio digital, animado por sectores del PSOE avilesino. A su favor tienen que no se esconden y, en su contra, los defectos propios de cualquier medio de comunicación excesivamente ideologizado. El que está de acuerdo, vivirá feliz; el adversario sentirá asco y el indiferente se preguntará cómo puede haber gente así por el mundo. Hace años, La Nueva España dedicó páginas y páginas a lo que se ha venido llamando el caso de La Curtidora. Según el periódico era un caso de corrupción urbanística que debía dejar a Luis Roldán en un aprendiz de brujo, aunque, finalmente, el juez archivo todo, las comisiones de investigación demostraron la limpieza del proceso y se confirmó lo que nunca se debió poner en duda: la inocencia de personas del PSOE avilesino como Santiago Rodríguez Vega o Álvaro Álvarez.
Una campaña de esas características no se olvida fácilmente y los socialistas avilesinos la tienen muy presente. Si por ellos fuese, La Nueva España pagaría una buena minuta por responsabilidad civil.
Los artículos que ahora publica Asturias opinión se refieren a las malas condiciones laborales del diario lider en Asturias. En la formación del último gobierno Areces, los gabinetes se han alimentado mayoritariamente de la redacción de La Nueva España. Buenos sueldos, horarios más normales, perspectivas profesionales... Argumentos bastante convincente para llevarse a un puñado de periodistas con experiencia y de calidad. Es lo que viene a comentar el diario digital socialista, aprovechando para lanzar el látigo sobre el diario de Oviedo.
Ahora uno se pregunta en qué quedará todo esto. De entrada servirá para ver la importancia de Internet en la agenda política-mediática asturiana. La resonancia de la noticia, sus repercusiones demostraría que la red influye, como mínimo, tanto como los medios tradicionales.
En las próximas semanas se verá si desde las ediciones tradicionales de La Nueva España se lanzan contra-ofensivas contra Asturias opinión, si esto es una escaramuza sin sentido, que comentaremos unos pocos, o si estamos ante el intento de los socialistas avilesinos de cobrarse sus viejas deudas.

El capellán de la muerte

Esta semana hemos conocido una noticia que en Argentina hacía justicia a las víctimas de la represión política durante la dictadura y a sus familias. Christian von Wermich era condenado a cadena perpetua por su complicidad con los crímenes. Se trata de un sacerdote presente en los centros de tortura y exterminio de la dictadura. Allí se acercaba a las víctimas y trata de consolarles, aconsejándoles que delatasen a sus compañeros para evitar sufrimientos propios y extenderlos a otras personas. También confesaba a los torturadores, a los que aún tenían conciencia y les dolían sus crímenes. Aliviaba su dolor espiritual antes de seguir la tortura, obviando que la confesión verdadera obliga al arrepentimiento. Uno no puede pedir a Dios perdón por robar pensando en volver a meter la mano en el cepillo. La confesión nos pone el contador de pecados a cero con el ánimo de no volver a incrementarlo. Otra cosa es nuestra naturaleza e inclinaciones. Pero de ahí a confesarse sabiendo que, en cinco minutos, se volvería a romper huesos, matar o violar...
Christian von Wermich acudió al juicio vestido con su cleriman, su alzacuellos, orgulloso de su condición de vicario de Cristo, aunque traicionase tanto su mensaje. La Iglesia argentina levanta ahora su voz para pedir perdón y a anunciar que se revisará la condición del sacerdote a la luz del derecho canónico. En su visita a los campos de exterminio nazis, el papa Benedicto XVI se preguntaba por donde estaba Dios en esos momentos, cómo habíamos, nosotros, la humanidad, podido caer tan bajo. Supongo que será la misma pregunta que se hacen muchos católicos argentinos, la misma que nos hacemos a otro del charco. ¿Por qué Dios no concedió valor a su Iglesia en ese momento para denunciar la barbarie y dejo esa nave sólo al aliento del espíritu humano, tan débil y tan sumiso al poderoso?

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