miércoles, 15 de octubre de 2008

Fiesta en el PP asturiano

El gobierno desgasta, pero la oposición quema mucho más. Es un viejo axioma pronunciado por un político italiano que, en el Partido Popular asturiano, conocen de forma sobra. El Comercio informó ayer de una reunión en Candás de un grupo de críticos a la continuidad de Ovidio Sánchez. Por lo que sé, había de todo: desde militantes de base que aún creen que vale la pena luchar por la democracia a interna, a despistados sin olvidar los defenestrados de la actual directiva. Juan Morales se mantiene como referente. Y a uno le sorprende que le sigan aplaudiendo después de dejarles con el culo al aire en el último congreso regional. Roma no paga a los traidores, los condecora, que decía un colega. Ahí sigue con el juego, aunque a saber que réditos logra.
Más nervios en la dirección regional provoca la presencia de Pilar Fernández Pardo. Si ella se sumase a los críticos y encabezase una candidatura, el congreso se pondría más complicado. Aunque ya se sabe que con la democracia en los partidos en los niveles de nuestro país, eso tan sólo significa una victoria más ajustada para el actual equipo. En todo caso, Fernández Pardo busca asegurar más bazas para la negociación que se abordará en el mes que queda hasta el conclave.
Más que la presidencia regional del PP, lo que se juega es la futura candidatura a la presidencia del Principado. Y, ahí, dos nombres comienzan a sonar para sustituir a Ovidio Sánchez, al que se le ve bien como eurodiputado o bien en la presidencia del partido como un primun inter pares. Además de la cita Fernández Pardo, me cuentan que otro nombre bien situado es Joaquín Aréstegui, que sólo cuenta con el rechazo de los de casa que, por prudencia, se callan.
En fin, queda un mes divertido. ¿Con una oposición así, para qué preocuparnos por el gobierno?

El milagro de la vida

Se llama Javier y hoy ocupa un hueco en todas las portadas de los periódicos. La sangre de su cordón umbilical permitirá un último intento para curar a su hermano de una extraña anemia de origen hereditario. Al tiempo, la ingeniería genética ha permitido que Javier nazca sin esa enfermedad. Un bebé nacido del amor y para la vida. Un milagro de la ciencia que alegró a su familia y a todo el mundo. ¿Cómo no vamos a alegrarnos ante la vida?
Pero, al tiempo, nos sitúa en un escenario de alta exigencia moral para profesionales y las propias familias.
Está bien que las ciencias adelanten una barbaridad, pero, precisamente, por ello debemos reforzar nuestros, como sociedad, principios éticos. Mientras tantos, alegría con Javier y su familia. ¡Enhorabuena!

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